Lo advirtió el especialista Gabriel Prieto debido al envejecimiento de variedades y los problemas de calidad y costos extra que implica para los productores.
Juan Manuel Fernández
Sin una Ley de Semillas que estimule la renovación genética de cultivares, la arveja argentina tiene pocas chances de competir por el mercado chino. Es lo que opinó el especialista en legumbres de INTA Arroyo Seco Gabriel Prieto, tras conocerse la aprobación de protocolo sanitario que habilita a un conjunto de empresas nacionales para exportar arvejas, lentejas o garbanzos al gigante asiático.
Canadá, abastecedor natural de ese mercado, ahora tiene un sobrante por el cierre de India. Esa mercadería, dijo el técnico, “tiene una calidad superior”, por lo que “este es el punto en el cual en Argentina vamos a tener que entrar en la huella de hacer las cosas bien”.
Concretamente, el técnico sostuvo que la apertura “deberá obligar una mejora genética”, ya que “en arveja hace 25 años que se usa lo mismo; y esto no va a cambiar hasta que no haya una Ley de Semillas que garantice rentabilidad al obtentor y calidad al productor”, sintetizó.
Al respecto relató que existen 76 variedades de arveja registradas en el INASE (Instituto Nacional de Semillas), pero en el 80% de la siembra se usan 4. Peor es la situación de las semillas de lenteja, con sólo cuatro variedades registradas y “la más moderna tiene 25 años”.
La falta de pureza genética “implica mayores costos para el productor”, aseguró, y por lo tanto menores márgenes. Al respecto citó el problema de la “flor mora” en el cultivo de arvejas. Se trata de una alteración genética por la que se genera un porcentaje de granos oscuros que obliga al productor a utilizar máquinas especiales para la limpieza de las partidas, agregando costos al proceso. “Y no hay lotes libres”, afirmó.
Mal negocio
En cuanto a “descuentos”, también se requiere agregar la infinidad de ítems que configuran el denominado “costo argentino”, como fletes caros, logística imposible, paros en puertos o simplemente la carga tributaria, entre otros. “Por eso el productor de legumbres argentino recibe el 50% del precio que se paga en China”, reveló.
Por otra parte, Prieto planteó una limitante de escala para aprovechar la oportunidad de la habilitación china. “Es un mercado de 1.5 millones de toneladas y lo que produce Argentina no le puede ni tapar la carie siquiera, porque es muy poca la oferta que tiene hoy la arveja para satisfacer parte de esa demanda”, sentenció, ya que en el país la producción no supera las 110.000 toneladas. “Menos del 10%”, advirtió.
El otro dato clave es que el gigante asiático demanda arveja amarilla, que ocupa sólo el 20% de la producción nacional -en un 80% volcada a la variedad verde- y tiene menor precio. Para peor, el cálculo del impuesto a la exportación (actualmente en 5%) se realiza sobre el precio FOB de la verde (que pueder del doble), ya que ambas varieades comparten una misma posición arancelaria. De tal modo, la arveja amarilla suma al “precio deprimido”, en torno a u$s100 la tonelada, un descuento que es “el cuádruple de retenciones” de lo que correspondería.
Pese a que la “retenciones” bajaron a la mitad (de 9 a 5%) a los productores los precios no le cierran con destino a exportación y por ello quienes la siembran encuentran un mayor provecho en el uso doméstico para engorde de animales, ya que “es una excelente alternativa por el nivel de proteína que tiene; y energéticamente es tanto o mejor que el maíz”.
Las empresas aprobadas para exportar a China fueron la Asociación de Cooperativas Argentinas. S.C.L.; Desdelsur S.A; Southern Seeds Production S.A.; Agricultores Federados Argentinos S.C.L.; Ronalb S.A.; Don Elio S.A.; Uranga Trading S.A.
Según publicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la producción de legumbres en la campaña 2017/18 alcanzó las 686.500 toneladas en la Argentina, mientras que las exportaciones alcanzaron el 75% de la producción con 512.000 toneladas.