Debido a los distintos efectos farmacológicos de los anticonceptivos orales (ACO), estos pueden ser prescritos con el fin de mejorar algunos trastornos de la mujer, a parte de, por supuesto, aportar el efecto anticonceptivo.
Además, hay que destacar que el uso de estos anticonceptivos se asocia con múltiples beneficios para la salud, por lo que las mujeres que deseen tomarlas, tienen que estar informadas de sus efectos para, de esta forma, mejorar su cumplimiento.
De esta forma, entre los beneficios de los anticonceptivos orales se encuentra, por ejemplo, que regula los ciclos menstruales o que reduce la duración y el volumen menstrual y, como consecuencia, del riesgo de anemia ferropénica.
A esto se suma que también alivian los síntomas del síndrome premenstrual, reducen la dismenorrea (disminuyen la intensidad del dolor en el 65% de las usuarias y, con ello, también el uso de analgésicos) y se nota una mejoría del acné.
También disminuye el riesgo de que aparezcan quites luteínicos y los quistes funcionales, así como la enfermedad inflamatoria pélvica, cuyo riesgo menor estimado es del 60%. El beneficio parece limitado a las usuarias actuales de 12 o más meses y no se mantiene tras el cese de la toma. Dicha patología requiere menos ingresos hospitalarios en las usuarias y presenta menos gravedad en las usuarias de ACOS.
Otro de los beneficios es que tiene una protección superior al 90% en el embarazo ectópico, así como en la patología benigna de la mama, ya que disminuye el riesgo del 50 al 75% tanto de enfermedad fibroquística como fibroadenomas. La protección aumenta con la duración del uso y se limita a las usuarias actuales o que lo utilizasen en el último año.
Usar anticonceptivos orales durante un año supone una reducción del 50% del riesgo potencial de los tres principales tipos histológicos de cáncer endometrial. Este porcentaje aumenta tras 3 o más años de uso y protege especialmente a mujeres de riesgo como las nulíparas. Este efecto se mantiene, al menos, durante 15 años tras el tratamiento.
También hay estudios que señalan una reducción media del riesgo en un 40-50% del cáncer de ovario, que se mantiene tras la finalización de la toma al menos durante 10-15 años. La protección se presenta a partir de los 6 meses y su grado está en relación directa con el tiempo de uso.
Por otro lado, el tratamiento hormonal para la supresión de la función ovárica durante 6 meses con danazol, gestrinona, desogestrel, acetato de medroxiprogesterona, acetato de noretisterona, dienogest, análogos de la GnRH, ha demostrado una reducción significativa del dolor asociado a la endometriosis.
También una disminución del riesgo de miomas uterinos de un 20-30% en las usuarias de ACOS 10 años o más.
En cuanto a la osteoporosis, en las mujeres que han tomado ACOS aparece más tarde y tiene una evolución más lenta, existiendo una relación directa entre el grado de protección y el tiempo de exposición.
Por último, también afecta al Tromboembolismo venoso (TEV). Se trata de una patología muy poco frecuente en las mujeres en edad reproductiva incrementándose el riesgo relativo de la misma en las usuarias de ACOS, aunque dicho riesgo permanece bajo en términos absolutos y por debajo del riesgo de una mujer durante el embarazo