Vecina de Barrio Dho, madre de dos hijos y abuela de cinco nietos, Doña Elvira celebró el centenario de su natalicio en plena cuarentena, rodeada del cariño de su familia y vecinos.
Elvira sale de su casa, sabe que la prensa viene a verla a ella, ya había sido avisada por sus hijos. Lúcida, sonriente, con un ojo pone atención a los saludos de sus afectos y con el otro controla que su perro no baje a la calle. No se le escapa ningún detalle, ni se le olvida algún momento de sus jóvenes 100 años, sabe que sobre sus espaldas a cargado con la crianza de sus hijos, no le avergüenza haber puesto “el lomo” para poder ganar 10 o 20 centavos que apenas le alcanzan para comprar el pan y darles de comer.
“Me siento muy bien, gracias a dios. Se acercaron todos los vecinos, muy buenos todos” dijo Elvira que esperó sentada en la puerta de su casa para hacer la nota, acompañada por sus seres queridos.
Doña Elvira es una de las leyendas vivas de la familia Carrizo, hermana de don Pedro que es aún mayor que ella y que también vive en esta ciudad que los albergó durante tantos años.
“Festejamos al mediodía, comimos en la casa de mi hijo, asado, empanadas y torta, éramos poquitos” nos cuenta y confiesa con picardía “todavía fumo, ah me encanta! Hace 50 años que fumo, los cardiólogos no saben nada que fumo, pero bebidas de ninguna clase tomo, por eso me ven bien. Yo nunca me maquillo, el secreto es no tomar tanto y no comer tanto”.
A lo largo de sus 100 años la vida de Elvira no fue fácil, recordó que quedó viuda siendo joven y su más vivo recuerdo hoy fue “haber trabajado únicamente, les faltó el padre, pero a mis hijos nunca les faltó nada”.