Los empresarios del rubro intentan juntarse para enfrentar la crisis y elaborar un plan de acción.
En todo el país hay miles de canchitas donde el jugador amateur puede despuntar el vicio y, en el contexto de la pandemia del coronavirus, se trata de algunos de los establecimientos más afectados por la crisis económica, ya que están cerrados y sin fecha de retorno a la vista.
Así las cosas, varios de los complejos en donde se practica el papi fútbol o fútbol 5, pero también otros deportes, intentan nuclearse y formar una cámara desde la cual reclamar asistencia al Estado en este difícil momento. Y, al mismo tiempo, su idea es elaborar un protocolo de acción para cuando la actividad se reanude.
Entre las medidas que evalúan a la hora de presentar un protocolo a las autoridades, se podría reducir el número de personas permitidas por turno (suelen durar una hora) y, además, la firma de una declaración jurada por parte de los futbolistas, en la que dejen asentado que no tuvieron contacto con nadie contagiado de coronavirus.
Sebastián Vekselman, uno de los impulsores de la movida, calcula que unas 65 mil personas relacionadas con este tipo de canchas se ven afectadas en todo el país. “Hasta el momento hemos mantenido contacto con los dueños de 50 complejos en Mar del Plata y unas 400 entidades en el resto del país. En esta crisis, no solamente el fútbol está afectado sino que los deportes en general, se ven muy perjudicados”, explicó.