El presidente Alberto Fernández rechazó que el Gobierno busque avanzar en la idea de imprimir billetes de 5.000 pesos: “No lo vamos a hacer”, aseveró para cerrar los rumores sobre tal posibilidad para racionalizar los tiempos de la emisión monetaria.
Las versiones habían surgido este lunes en un contexto en el que hasta los billetes de más alta denominación pierden relevancia ante la suba de precios y del tipo de cambio. Pero además la enorme inyección de efectivo que acompaña los intentos por impulsar la economía en medio de la pandemia de coronavirus se vuelve engorrosa y el hecho de que haya menos papel podría simplificarla.
Es por eso que trascendió hoy temprano la posibilidad de lanzar billetes de denominaciones más altas, de hasta $5.000, que permitan imprimir moneda a un ritmo más acorde con el crecimiento del dinero en circulación.
La Casa de la Moneda no da abasto para seguir el ritmo de la emisión monetaria y a la parte de esa expansión que se transforma en billetes físicos. Entre el 30 de marzo y el 15 de abril, sin ir más lejos, la base monetaria –equivalente a todo el dinero en efectivo en poder del público más el depositado en bancos y en la cuenta corriente de las entidades financieras en el Banco Central– creció unos $413.500 millones, poco más del 20%, hasta alcanzar los $2.438.830 millones.
No obstante, el jefe de Estado se encargó hoy de desestimar dicha posibilidad.
Cabe destacar que el billete de $1.000, hoy el de mayor denominación, vale algo más de USD 14 si se toma el inaccesible tipo de cambio oficial, mientras que compra apenas USD 8 si se toma el tipo de cambio paralelo.
Esta mañana el ex titular del Banco Central, Federico Sturzenegger cuestionó el trascendido de la emisión del billete de 5 mil pesos e hizo una defensa de los billetes con figuras de animales que llevó a cabo la entidad monetaria bajo su gestión en 2016.
“Hoy recibimos la noticia del billete de 5000 -que incluye reconocidos personajes que no me corresponde anticipar- pero que cambia una vez más la familia de billetes. Parece un tema trivial cuando la inflación está en niveles que mantiene desde fines de 2018. Pero vale alguna reflexión”, sostuvo en un mensaje publicado en Twitter.
En ese sentido, continuó: “En 2016 hacía años que el billete de máxima denominación era el de 100. Perdía valor a medida que los precios subían. Haber introducido billetes de mayor denominación de manera más lógica hubiera permitido ahorrar 650 millones de dólares en costos de impresión entre 2011 y 2015”.
Según el ex titular del Central, esa demora en 2016 le daba sentido a un cambio de familia ya que los billetes nuevos serian la mitad de los que circularían. Agregó que por ese motivo la autoridad monetaria planteó el cambio a una familia que “resaltara mejor uno de los temas de nuestro tiempo: el cuidado del medio ambiente”.
“Reemplazar próceres por flora y fauna, buscaba enfatizar la vitalidad de una sociedad q se conectaba de manera concreta con sus problemas actuales y futuros. Implicaba tender una mirada al futuro y no hacia el pasado”, indicó.
Y concluyó: “Finalmente, había una intención de cortar con la grieta. Muchos países han ido por este camino. El Euro, por ejemplo, sepulta siglos de conflicto describiendo la historia de la arquitectura con edificios inexistentes”.