El pasado domingo por la mañana, ante personal de la Subcomisaría1ª de la ciudad de Rafaela, se presentó un grupo de personas en estado de desesperación. Los policías se percataron de que un vecino cargaba en sus brazos a un menor de escasos años de edad, a la vez que gritaba que había tenido convulsiones y no respiraba.
Los uniformados constataron que Nicolás Sebastián Giles, de 3 años, presentaba el pulso débil y signos respiratorios casi nulos, evidenciando, además, laxitud total en sus miembros superiores e inferiores.
Ante una eventual demora de presencia de una unidad sanitaria, con colaboración de pares de la Guardia de Infantería abriendo paso en el tránsito se trasladó al menor hasta el Hospital “Jaime Ferré”, mientras se le efectuaban masajes cardiovasculares.
Al arribar al efector público, una médica junto a personal y equipo de trabajo asistió al menor y se lo logró estabilizar, a la vez que se diagnosticó un grave cuadro de laringitis con convulsiones por hipoxia, con alto riesgo de paro cardiorespiratorio.
La profesional destacó que la intervención policial había sido la “adecuada en tiempo y forma porque la vida del menor estuvo en serio riesgo“, y que de “haberse obrado de otra manera el desenlace podría haber sido fatal“.
Una vez lograda la estabilización cardiorrespiratoria del menor, se dispuso que quede internado en observación para monitorear su evolución.