¿Qué velocidad de datos máxima tendremos? ¿Y la latencia? ¿Cómo afectará a la movilidad y a la densidad de conexión?
Antes de explicar todo lo relacionado con la tecnología 5G, probablemente sea una buena idea explicar qué es realmente el 5G. Se trata de la próxima generación de banda ancha móvil que reemplazará, o al menos aumentará, la conexión 4G LTE. Con 5G, contaremos con velocidades de carga y descarga exponencialmente más rápidas. La latencia, o el tiempo que tardan los dispositivos en comunicarse con las redes inalámbricas, también disminuirá drásticamente.
¿Cómo funciona el 5G? A diferencia del 4G LTE, 5G opera en tres bandas de espectro diferentes. Si bien esto puede no parecer importante, tendrá un efecto dramático en nuestro uso diario. Para LTE, el ancho de banda está casi agotado.
El espectro de banda alta es lo que ofrece el mayor rendimiento para 5G, pero con grandes debilidades (se conoce como mmWave). El espectro de banda alta puede ofrecer velocidades máximas de hasta 10 Gbps y su latencia es extremadamente baja. ¿Su punto flaco? Que tiene un área de cobertura baja. Eso significa que para crear una red efectiva de banda alta, se necesitarán una tonelada de celdas.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) es la agencia especializada de las Naciones Unidas que desarrolla estándares técnicos para las tecnologías de comunicación, y establece las reglas para el uso del espectro radioeléctrico y la interoperabilidad de las telecomunicaciones. En 2012, la UIT creó un programa llamado “IMT para 2020 y más allá” (IMT-2020) para investigar y establecer requisitos mínimos para 5G. Después de años de trabajo, la agencia creó un borrador con 13 requisitos mínimos para 5G en 2017. Luego, comenzó la tarea de trabajar en la creación de estándares para 5G. En diciembre de 2017, 3GPP completó sus especificaciones no autónomas (NSA), y en junio de 2018 continuó con las especificaciones independientes (SA). Sus objetivos de rendimiento serían: velocidad de datos máxima, latencia, eficiencia, eficiencia espextral, velocidades reales, movilidad y, por último, la densidad de conexión (es decir, su capacidad para soportar un mayor número de dispositivos conectados a la vez).