Aulas “burbuja”, tapaboca obligatorio y días más cortos. Autoridades de Educación y Salud articularon, con un comité de expertos, recomendaciones para cuando reabran los colegios. Sostienen que, salvo en el AMBA y Chaco, podría ser en agosto.
Siguen manteniendo la fecha de agosto “para todo el país, menos para el Área Metropolitana de Buenos Aires, Resistencia y algunas provincias patagónicas -en Río Negro ya hablamos con las autoridades- por el frío y la nieve”, según explicó el ministro de Educación, Nicolás Trotta. El regreso presencial a las aulas, según el gobierno nacional, está avanzado para después de terminado el receso escolar de julio. Para preparar ese retorno, el ministerio articuló con un equipo interdisciplinario dirigido por el científico y director del INET Diego Golombek -que incluye a sus pares de Salud y Transporte, pero además expertos epidemiólogos, infectólogos y vacunólogos; además de arquitectos especializados en infraestructura escolar e integrantes de los sectores gremiales, pedagógicos y del sector privado, entre otros- un protocolo y una serie de recomendaciones que, esperan, quede aprobado “la semana que viene o la siguiente” por el Consejo Federal de Educación y el Consejo Interuniversitario Nacional, y que presentó ayer miércoles.
El extenso documento preparado por Golombek y equipo está articulado en dos partes: la primera, la preparación de los establecimientos, pero también de docentes y no docentes, alumnos y familias para el regreso a las aulas. Y luego, con las escuelas funcionando en esa “nueva normalidad”, las formas de mantener aseguradas las normas de higiene y protección para evitar contagios y extremar las medidas de cuidado.
En esa primera etapa, explicaron Trotta y Golombek, se necesita, sobre todo, “construir consensos y derribar temores que pueden tener las familias. El sistema educativo moviliza unos 15 millones de personas que viven en lugares con realidades diferentes y distintas exposiciones a las dificultades de la pandemia. La escuela a la que se volverá no es la misma de marzo, y tenemos que prever que todos estén preparados”, dijo el ministro.
Los protocolos, establecen las autoridades, serán “la base para que, a partir de allí, cada jurisdicción, municipio e incluso cada establecimiento escolar construya su propia serie de reglas y necesidades”, explicaron. Lo que deberán asegurar, de mínima, es contar con los insumos básicos de higiene: asegurar agua potable, jabón, alcohol en gel -o alcohol al 70%- y cestos de basura. “En aquellas escuelas que no cuenten con la posibilidad, por ejemplo, de tener agua potable, serán el Estado nacional y la jurisdicción correspondiente quienes deban asegurarla”, explicó.
Además, se analiza con el Ministerio de Salud una campaña de vacunación contra la gripe en docentes y chicos, para hacer sobre todo en la escuela. Y para aquellas escuelas con modalidades educativas específicas, como la artística, la técnica, física, especial y en contextos de encierro, además de facultades y escuelas de salud, se están contemplando recomendaciones especiales.
Qué sugieren
A partir de primer grado, y por recomendación de las autoridades del ministerio de Salud, todos los alumnos deberán usar tapabocas casero, que cubra nariz, boca y mentón. Esto será obligatorio en todo momento, dentro y fuera del aula. “Lo tienen que usar desde que salen hasta que vuelven a sus casas”, graficó Golombek. Esto se extenderá hasta el último año del secundario, y los docentes podrán adicionar una máscara facial transparente. Dentro del aula, el distanciamiento social obligatorio deberá ser de un metro y medio y afuera, siempre de dos. No habrá actos, reuniones ni eventos, y si se confirma un caso positivo, ese establecimiento cerrará por un día para hacer una desinfección profunda.
Con respecto a las aulas, como la infraestructura edilicia no podría ser modificada en tiempo y forma, se busca adaptarlo a modelos que, según Golombek, están sugeridos por expertos en infraestructura educativa y que el ministerio propone como posibilidades a seguir. “Habrá que adaptar a cada una de las realidades de cada escuela”, enfatiza el científico.
La propuesta concreta del Ejecutivo nacional es el de un modelo de aulas “en burbuja”, que implica que podría haber un máximo de ocho alumnos por aula, repartidos en dos grupos -la “burbuja” de la definición, tal como implementaron, por ejemplo, en Inglaterra la socialización desde la reapertura de la vida social habilitada- de cuatro, tres o dos, según se plantee la infraestructura del aula disponible.
Eso, describió Golombek, implica que los chicos puedan, además de interactuar entre ellos en pupitres compartidos, mantener la distancia social indicada en el aula de un metro y medio, pero también el componente emocional. “Este sistema nos permite que si los chicos están sentados juntos. También saldrán juntos al recreo. Y, si en lo posible son vecinos, podrán también compartir el transporte. Si llegara a haber un caso, podrá actuarse primero también sobre esa burbuja y sus casos de contacto estrecho”, graficó el experto sobre el funcionamiento del modelo propuesto. “La otra ventaja es el componente emocional. A la escuela vamos a volver raros, con ansiedad, con media cara tapada: Este modelo nos permite vernos, hacer primordial la mirada en todos lados”, destacó.
Además, el protocolo propone el uso seguro de espacios comunes: “los baños y comedores serán un capítulo aparte. El uso de los comedores como los conocemos hasta ahora tardarán un poco más en ser como eran. Aún estamos articulando -el documento está vivo, se va adaptando y aprendiendo de otras experiencias- cómo se hará para aquellos alumnos que sí o sí deban comer en el colegio”, explicó.
Con respecto a los baños, la idea es implementar algunas medidas que parecen sencillas pero pueden prevenir contagios y situaciones de higiene inadecuada: “Dejar las puertas abiertas para evitar que quienes tengan que usarlos toquen los picaportes”, graficó, entre otras opciones. Lo básico, sostuvo Golombek, es “disminuir la cantidad de chicos y chicas presentes y mantener las medidas de higiene. El protocolo es muy exhaustivo: hasta prevé las indicaciones sobre cuánta lavandina debe usarse”, dijo. “Y como los modelos que proponemos son de alternancia de días, un sistema dual, con tiempos de ingreso y egreso escalonados, deberíamos poderlo implementar”. “La realidad de cada escuela se impondrá sola, lo mismo con la cantidad de horas que se puedan dictar de clases”, agregó.
Los recreos son otro tema primordial que tienen en cuenta autoridades y expertos. Según Trotta, en un diálogo con el pedagogo italiano Francesco Tonucci, compartieron que “serán los chicos quienes tendrán que crear las formas de vincularse, con nuevos juegos, nuevos espacios de encuentro, que les permitan mantener las medidas de cuidado de la salud. No saldrán todos juntos ni escalonados”. Golombek agregó que esa planificación “resulta más difícil que armar el fixture de un campeonato”, pero que se está trabajando para que no se superpongan ni entre los mismos compañeros del aula ni con otras. Lo mismo prevén en función del regreso presencial, las licencias parentales y los hermanos: “Estamos viendo que en una familia de varios hijos, vayan o no a la misma escuela, pueda asegurarse que concurran a clases los mismos días. De todos modos, deberemos hacer seguir en vigencia el decreto que establece que la persona de cuidado pueda tener exención laboral cuando no haya clases presenciales”, explicó Trotta.
El protocolo, paso a paso
Antes de abrir las puertas
-Capacitar a todo el personal docente y no docente, así como preparar a las familias a través de una campaña en las cuestiones sanitarias básicas relacionadas con Covid-19 y la reapertura de las aulas.
-Articular a las escuelas con el sistema local de atención de salud. -Desarrollar un plan de mantenimiento preventivo de las instalaciones.
-Asegurarse de contar con los insumos necesarios (elementos, materiales, equipamiento, mobiliario) según protocolo vigente.
-Debe asegurarse el acceso a agua potable, jabón, toallas de papel descartables y cestos de basura.
-Se debe garantizar provisión de alcohol en gel, o alcohol 70°, en todas las instalaciones. -Adecuar las aulas y espacios comunes para lograr el distanciamiento físico necesario.
-Determinar la cantidad y disposición de estudiantes y la alternancia horaria y diaria para la asistencia.
-Colocar la señalética adecuada. Una vez abiertas las puertas -Establecer protocolos de ingreso y egreso escalonados en los establecimientos, monitoreando el estado de salud de estudiantes, docentes, no docentes y directivos.
-Mantener en todo momento el distanciamiento social de dos metros; en recintos con los/as alumnos/as sentados -con tapabocas- será de 1,5 metros para nivel primario en adelante.
-Cumplir con los protocolos ante la confirmación de un caso o de un contacto estrecho con caso confirmado de cualquier persona que haya estado en el establecimiento educativo.
-Desarrollar estrategias para que quienes no puedan asistir a la escuela en las instancias presenciales puedan continuarlas en condiciones de mayor equidad posible de manera virtual.
-Será obligatorio el uso correcto de un tapabocas casero que cubra boca, nariz y mentón. -No se realizarán eventos o reuniones dentro de los establecimientos.
-Mantener ventilación natural en todas las instalaciones.
-Realizar limpieza y desinfección constantes, especialmente en zonas de mayor contacto y circulación, y con cada cambio de turno.
-Si se detecta un caso confirmado o sospechoso se suspenderán las clases por un día para realizar desinfección exhaustiva.