La OMS suspendió sus pruebas tras ser prohibida en Estados Unidos por su falta de eficacia en el tratamiento de coronavirus y los graves efectos secundarios.
Tras confirmar que era positivo de coronavirus, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció desde el Palacio de la Alvorada que desde el lunes comenzó a medicarse con hidroxicloroquina, la droga que está en el ojo de la tormenta por sus efectos colaterales y cuya eficacia para el tratamiento de Covid-19 no fue comprobada.
Esta última suspensión se produjo dos días después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) retirara su autorización para uso de emergencia tras no aprobar los ensayos clínicos.
Su uso fue revocado en Estados Unidos en medio de la creciente evidencia de que este medicamento antipalúdico no funciona contra el coronavirus y podría causar efectos secundarios graves.
“A la vista de los graves accidentes cardíacos y de los demás efectos colaterales graves, los beneficios conocidos y potenciales de la cloroquina y de la hidroxicloroquina no superan a los riesgos conocidos y potenciales de su uso autorizado”, informó la FDA en un comunicado.
Ambas drogas se utilizan hace décadas para tratar la malaria y también suelen ser recetadas para el lupus y la artritis reumatoide.
Fue el presidente estadounidense Donald Trump uno de los primeros en defender y consumir durante dos semanas la hidroxicloroquina, e incluso, tras la advertencia de su propia Administración, en ese entonces prometió que iba a seguir vendiéndole la droga a Brasil, donde hoy la consume Jair Bolsonaro.
Para su decisión, la FDA citó los resultados de un estudio clínico en pacientes que padecían coronavirus y estaban hospitalizados.
Los resultados “demuestran que la hidroxicloroquina no ha tenido ningún efecto positivo en la mortalidad ni en la aceleración de la recuperación“, según la agencia de noticias DPA.
La FDA emitió una autorización para el uso de urgencia de la cloroquina y de la hidroxicloroquina en marzo pasado, en el inicio de la pandemia, para pacientes que estuvieran hospitalizados por coronavirus y aquellos que participaran en ensayos clínicos.
Ya en abril, la agencia había pedido públicamente que no se prescribieran esos fármacos fuera de los centros médicos, algo que no evitó que Trump anunciara al mes siguiente que estaba consumiendo hidroxicloroquina, solo como medida preventiva.
Hoy día, el único consenso que existe sobre el tema es que no hay evidencia seria a nivel internacional de que ninguna de las dos drogas tengan efectos positivos sobre pacientes de Covid-19, que justifiquen el riesgo de los potenciales efectos secundarios.