En estado de conmoción, el imputado por homicidio con exceso de legítima defensa contó cómo fue la noche del robo, dijo que temía por su vida y se quebró.
Jorge Adolfo Ríos está acusado por homicidio con exceso de legítima defensa. Es el jubilado que el viernes pasado mató a uno de los tres ladrones que entraron en su casa de Quilmes y lo molieron a golpes para robarle. El caso trascendió a nivel nacional y generó algunos contrapuntos. El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, salió en defensa de Ríos, y ahora Ríos rompió el silencio.
“Me siento mal hermano, no nací para matar a nadie”, dijo el jubilado, que cumple arresto domiciliario en contacto. Tiene 71 años y varias patologías que lo hacen paciente de riesgo frente al covid-19.
“Tengo a mi comadre que está al lado de mi casa, es una persona de 80 años y cuando se fueron y saltaron me toman de rehén. Pensé en mil cosas, mil maneras pero es lo único que te quiero decir. Yo no soy un delincuente“, expresó.
Ríos fue sorprendido el viernes pasado por tres delincuentes que ingresaron a su vivienda y lo golpearon brutalmente para que entregara dinero. Para defenderse, extrajo su pistola Bersa Thunder calibre 9 mm de la cual tiene portación y tenencia habilitante y efectuó seis disparos. Dos de ellos lograron escapar, pero uno de ellos falleció en uno de los disparos que efectuó el jubilado.
Consultado por si sintió que corrió riesgo su vida en el robo, expresó: “Yo sentí que estuvo en peligro mi vida, tenía un destornillador que se lo agarré. De tanto luchar golpeó contra un palo del parral y ahí se cayó gracias a dios sino… fue todo tan fugaz que todavía estoy tratando de ordenarme cómo fue”.
Después de la protesta realizada por la familia del delincuente en la puerta de su casa, se quebró: “Mis condolencias a la familia sobre todo, yo no sé si hago bien o mal en decirlo”.