“Estoy roto. Pasé una semana horrible cuando estuve internado completamente solo, tirado en una cama, estoy reponiéndome…el dolor de cintura me está matando, no tengo explicación para eso la verdad“, confesó Eduardo Feimann.
También agradeció al personal de salud que lo atendíó. “Hay que sacarse el sombrero”, aseguró. “No pude ver a nadie más que médicos, enfermeros y personal de salud, a quienes no les vi la cara. Están totalmente cubiertos con trajes de astronautas, máscaras, barbijos, anteojos. Apenas se les ven los ojos. Cuando te tocan lo hacen con guantes, ni siquiera hay contacto físico. Es muy impersonal todo“, dijo. “Es horrible. Tener el oxígeno las 24 horas metido en la nariz, que si no lo tenés no respirás“, admitió.
Contó que su único contacto con el exterior era la voz de su pareja del otro lado del teléfono y confesó que la cabeza le jugó “en contra”: “Se te vienen en la cabeza imágenes, imágenes e imágenes. Más cuando vos fuiste el que comunicaste por meses todo lo que iba pasando. Entonces, de repente uno está en la misma cama donde relató que otros estuvieron en esas camas“, manfiestó.