La carrera de las farmacéuticas para dar con la profilaxis en medio de la pandemia podría provocar que se venda un producto con menos del 30% de efectividad.
La científica en jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió esta semana sobre la carrera de las compañías farmacéuticas para desarrollar y lanzar al mercado una vacuna contra el coronavirus dado que se corre el riesgo de que el producto final tenga una efectividad de menos del 30%.
“Los científicos alrededor del mundo están pidiendo a las agencias (reguladoras) y a las compañías que la aprobación de una vacuna se haga en función de datos obtenidos en la fase 3 de los ensayos clínicos”, señaló en conferencia de prensa Soumya Swaminathan según informó el periódico ABC de España.
China, Rusia, Restados Unidos y Reino Unido son algunos de los países en los que se desarrolla la vacuna contra el coronavirus, que luego será producida a gran escala en otras latitudes (en Argentina la británicosueca AstraZeneca producirá el componente activo para después enviarlo a México para fabricar las dosis).
Tanto el gobierno de China como el de Rusia anunciaron que sus poblaciones ya pueden acceder a la vacuna contra el coronavirus aunque todavía no terminaron las pruebas en la fase 3, que es la que incluye el testeo en miles de humanos.
Por eso Swaminathan advirtió que se corre el riesgo de vacunar a la población con una droga “que no ha sido estudiada adecuadamente”, lo que encima podría dificular el desarrollo de una profilaxis que tenga más del 50% de efectividad, que es el porcentaje deseable.
“Lo más importante es que las decisiones se tomen en función de lo que dice la ciencia y contar con un grupo de científicos que no sea influenciado por ningún interés, que analice los datos y recomiende si una vacuna debe ser aprobada”, estableció Swaminathan.
“El desafío al que nos enfrentamos ahora es que pasamos de vacunar cientos de personas a cientos de miles de personas”, señaló por su parte el director de Emergencias de la OMS, Mike Ryan, en referencia a la diferencia en participantes entre la fase 2 y 3 de los ensayos clínicos.
“Necesitamos los resultados de eficacia y seguridad de estos estudios porque si empezamos a vacunar a millones de personas muy rápido podemos pasar por alto algunos efectos adversos”, explicó el funcionario de la OMS.