Mientras a algunos el fuego los acorrala, para otros el diablo es el agua, que puede ser tan destructiva como las llamas. Esta semana había trascendido que Marixa Balli tuvo que cerrar su local de indumentaria debido a la crisis económica que la pandemia provoca en tantos comerciantes de nuestro país.
Según informó el sitio Alto Escándalo, la ex vedette, que tiene un local llamado Xurama en la avenida Avellaneda, en el barrio de Flores, debió cerrar sus puertas. La morocha se presentaba en persona en su local para trabajar, el mismo lugar en que el año pasado sufrió una caída de cuatro metros de altura, razón por la cual debió ser hospitalizada de urgencia con una fractura de sacro que le exigió una trabajosa rehabilitación.
Sin embargo, la propia Balli desmintió haber tenido que irse por la crisis sino que en realidad tiene otro problema: ante el cierre de la galería durante los meses de cuarentena, la poca vigilancia sobre el lugar posibilitó que varios locales se inundaran y nadie se enterara hasta ahora, que es demasiado tarde.
Marixa contó en “Confrontados” que perdió 400 pares de zapatos y casi toda la estructura del comercio está arruinada, como estantes y decoración. “Perdí miles de dólares”, lamentó, ya que además reveló que “la llave” -un plus que se paga a las inmobiliarias para tener la posesión de un local- es muy costosa dado que se trata de una zona que, salvo en esta situación sanitaria, es de alto tránsito.
La empresaria además enfrenta desde hace dos años el dolor por la muerte de su hermano, Luis Alberto, quien fue arrollado por un motociclista. El juicio contra el acusado del crimen comenzará en febrero.