El “10” volvía a Boca Juniors después de 14 años pero los flashes de esa tarde en La Bombonera se los llevó su cruce con quien luego sería su compañero.
“Segurola y Habana 4310 séptimo piso. Y vamos a ver si me dura 30 segundos”, fue la frase que inmortalizó Diego Armando Maradona el 7 de octubre de 1995, el día en que volvió oficialmente a Boca Juniors después de 14 años y lo hizo con victoria 2-1 sobre Colón de Santa Fe.
Aquella tarde el 10 tuvo varios intercambios verbales con Julio César Toresani, el más temperamental de los futbolistas del cuadro sabalero. Eran épocas de fotógrafos y camarógrafos metidos dentro del campo en cada discusión, de más pierna fuerte que en la actualidad y de mucho show mediático en el post-partido.
Varias veces se cruzaron con insultos y el árbitro Francisco Lamolina los amonestó a los dos, por lo que terminó expulsando el Huevo porque ya tenía tarjeta amarilla. Al final del encuentro los medios fueron a buscarlos para seguir con el picante duelo y los protagonistas no defraudaron.
“A mi me echó Maradona. Y después lo que diga Maradona cuando escuche esto no me importa un carajo. Quisiera tenerlo en frente a ver si me dice las cosas como me dijo… que después del partido me iba a agarrar. Yo me la banco. Lo iría a buscar hasta la casa”, disparó Toresani.
La respuesta de Maradona no demoró y hasta lo invitó a pelear a su casa de Villa Devoto: “A ver si tiene cara este Toresani, que no existe. Que le pregunten a Lamolina a ver si no le dije que no lo eche. Y esto lo juro por mis hijas. Lo vuelto a repetir; a Toresani, Segurola y Habana 4310 séptimo piso. Y vamos a ver si me dura 30 segundos”, declaró el 10 xeneize.
El por entonces jugador de Colón de Santa Fe, surgido en Unión y con pasado en Instituto de Córdoba y River Plate, recaló en Boca Juniors un año después. Las diferencias quedaron a un lado y Toresani mantuvo una buena relación con Maradona hasta el 22 de abril de 2019, cuando a los 51 años decidió suicidarse.