Donald Trump es claro favorito en 22 estados, en 20, y el resto de territorios están en disputa
Estados Unidos elegirá a su presidente el próximo 3 de noviembre y como cada año, los estados bisagra o ‘swing states’ serán decisivos para el resultado final de las elecciones.
El sistema electoral del país norteamericano es una elección indirecta, en la que los votantes eligen a los compromisarios de cada estado, que a su vez son los encargados de escoger al nuevo presidente y vicepresidente a través del Colegio Electoral. El candidato que más votos se lleva en cada estado se adjudica todos los compromisarios del estado.
Por este motivo, en Estados Unidos se dan situaciones como la que llevó en los últimos comicios a Trump a la presidencia a pesar de haber conseguido cerca de dos millones de votos menos que su adversaria política, Hillary Clinton.
El valor de los estados bisagra
En este sentido, el color de los estados se vuelve crucial para la elección. Cada estado entrega la totalidad de sus votos a un solo candidato, por lo que conseguir estados como Florida, que cuenta con 55 votos, se torna crucial para los partidos. Los estados, por tanto, tienen mayor o menor influencia en la determinación del resultado de la elección en función de la cantidad de votos y lo clara que tengan la orientación política.
Estados como Massachusetts y Vermont votan de forma casi inamovible al candidato demócrata, mientras que otros, como Wyoming y Alabama, al republicano. Sin embargo, los estados que fluctúan entre un partido y otro y la diferencia entre candidatos apenas supera el par de puntos porcentuales son los que en última instancia deciden quién gana la elección. “Los estados bisagra suelen ser siempre los mismos porque las lealtades políticas en Estados Unidos acostumbran a estar bien definidas”, asegura el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona Cesáreo Rodríguez-Aguilera