El intendente Pablo Javkin la semana que viene mantendrá encuentros con los bloques políticos con la idea de consensuar y lograr la mayor adhesión posible.
La idea de rediseñar líneas, frecuencias y obligaciones se hará con la participación de una comisión integrada por concejales e integrantes del Ente de la Movilidad, choferes y otros actores del sistema.
Hace dos semanas, el Ejecutivo remitió al cuerpo deliberativo un mensaje en el que solicitó la declaración de la emergencia en el servicio de colectivos por 36 meses con el fin de renegociar las condiciones del pliego de concesión que rige desde el 2018 por un plazo de 10 años, con opción a 5 más.
El sueño de plasmar un sistema con líneas troncales, barriales, trasbordos y servicios de ronda chocó contra una dura realidad: de 450 mil boletos diarios en la prepandemia que se usaban para financiar el 55 por ciento de los ingresos, hoy quedan apenas 60 mil viajes, es decir un 20 por ciento de lo que firmaron Rosario Bus y El Cacique para prestar el servicio en la ciudad.
La actual gestión con Javkin tiene el desafío de hacer circular por las calles un transporte rediseñado, seguramente más chico, con una dinámica que priorice la regulación de frecuencias por demanda y así achicar el rojo incandescente que amenaza con jaquear las ecuaciones financieras.
Hoy el servicio pierde 100 millones de pesos al mes, una merma que el propio Ejecutivo estimó en pérdidas por ingresos tarifarios por 1.300 millones de pesos. Al día todos los coches recaudan unos 3 millones de pesos.