Hace tiempo que los tampones y las compresas han quedado relegados a un segundo lugar. Ahora la protagonista indiscutible de la menstruación es sin duda la copa menstrual, bastante más higiénica y mucho menos contaminante que la celulosa de la que antes dependíamos. Pero dentro de las copas también contamos con diferentes tipos. Y uno de ellos es el disco menstrual, que es bastante diferente de lo que estamos acostumbradas a ver. En su caso se trata de un diseño mucho más plano que se introduce hasta colocarse justo debajo del cérvix, la zona más profunda del canal vaginal. De ahí que, una vez puesto correctamente, no se note en absoluto.
La principal ventaja que destaca es que se trata de una buena solución para mantener relaciones sexuales durante la menstruación. Y no es que antes no se pudiesen tener, evidentemente, pero este accesorio hace que no tengas ninguna fuga de sangre durante el proceso. ¿El motivo? Tiene un grueso borde que evita que esto ocurra. Y además, su forma permite la penetración, ya que al igual que ocurre con el anillo anticonceptivo, el disco se coloca al fondo, adaptándose a las paredes de la vagina, sin que se note.
Por otro lado, y aunque depende de la marca, los discos menstruales suelen tener una capacidad mayor que las copas. Además, son aptos para más mujeres, como es el caso de aquellas que tienen el cuello del útero más corto de lo normal y que sienten molestias con la copa porque el enganche inferior les sobresale.
Por lo demás, el disco menstrual es bastante similar a la copa. También se puede llevar puesto durante 12 horas, aguanta hasta dos años y está fabricado en silicona de grado médico hipoalergénica. Puede que el único inconveniente que presente en un principio sea la dificultad a la hora de introducirlo y extraerlo, puesto que se coloca más profundo que la copa. Pero una vez se le coge el truco, no debería resultar difícil.