Celebrar un cumpleaños es sinónimo de alegría, a pesar de que haya gente a la que no le guste realizar festejos en este día particular.
Todo lo contrario es un funeral, en donde se despide a una persona fallecida, y no hay ningún motivo para estar contento en ese momento.
Pero un hombre tuvo una particular idea con su pareja, y decidió que precisamente utilizaría esta última temática para festejar su nacimiento.
Eli McCann pensó que iba a juntarse a cenar con sus amigos, para disfrutar el momento y una buena comida, con muchas risas, pero ocurrió todo lo contrario.
Su esposo, Skylar Westerdahl armó un funeral para homenajearlo y este contó con todos los condimentos propios: gente desconsolada, vestida de negro, su foto por las paredes y hasta un ataúd ficticio.
Incluso, se obligó a las personas que ignorasen su presencia: “Me dijo que íbamos a una buena cena, así que teníamos que disfrazarnos”.
En declaraciones a Mirror Online, relató: “Tan pronto como entramos, vi a unos 15 de mis amigos, todos vestidos de negro, sentados en las sillas fingiendo llorar suavemente. Mi esposo tomó asiento de inmediato y un amigo con atuendo sacerdotal se puso de pie y les dio la bienvenida a todos a mi funeral. Todos fingieron que no podían verme ni oírme durante todo el servicio”.
Sorprendido, concluyó: “Después de darme cuenta de que me ignoraban, me senté en una de las sillas y miré el servicio. Fue tan encantador, divertido y morboso y me encantó cada segundo”.