Brian Angel Soto y Andrés Eduardo Pizzaro, los hombres que fueron ultimados a balazos este viernes a la mañana en Lavalle y Amenábar, eran cuñados y trabajaban juntos en la empresa de refrigeración “Frion”.
Minutos después de las 8 fueron interceptados cuando iban a trabajar en moto. Según las primeras versiones, los responsables del doble homicidio llegaron en un auto de color gris. Algunos arriesgan que sería un Peugeot. De acuerdo lo que se pudo reconstruir de la historia de las víctimas Soto y Pizarro vivían en el mismo pasillo ubicado a media cuadra donde encontraron la muerte.
“Para mí los asesinos se equivocaron, porque mi hermano y mi marido no tienen bronca con nadie. No sé qué pudo haber pasado. Lo único que nos dijeron que hubo un auto gris, pero nada más”, expresó la familiar de las víctimas.
Ambos fallecieron en el lugar por numerosos disparos en la cabeza y la espalda. En una improvisada conferencia de prensa que se hizo en el lugar, el fiscal Gastón Ávila dijo que la víctima que iba como acompañante en la motocicleta tenía nueve orificios de bala y el conductor tres, uno de ellos en la cabeza. El funcionario descartó la hipótesis del robo.
Vecinos del lugar del crimen, perpetrado en Lavalle y Amenábar, señalaron que los dos muchachos habían salido en una moto de una vivienda ubicada a una cuadra y media del sitio donde los emboscaron.
Un automóvil se les puso a la par y comenzaron a sonar los disparos que sorprendieron a los habitantes del barrio San Francisquito. “Fueron como 10 o 12 tiros”, precisaron algunos testigos.
Las víctimas fueron identificadas por fuentes policiales como Ángel Brian Soto, de 20 años, y Andrés Eduardo Pizarro, de 30.