El llanto desesperado de la nena de 12 años que se toca la pierna lastimada duele. Fueron más de dos horas las que Milagros Abigail Jiménez, que lucha desde hace años contra un cáncer, estuvo junto a su familia en el límite entre Tucumán y Santiago del Estero sin poder regresar a su casa por un control policial en Termas.
“Paso siempre, no me podés hacer esto”, le rogaba el padre, con Milagros en brazos, a un efectivo policial.
Regresaban desde el Hospital de Niños de Tucumán y volvían hacia Santiago. “Llegamos a Tucumán a las 8, nos atendieron en el hospital y luego pasamos por la Terminal donde nos tomaron los datos. Luego pagamos el peaje y cuando quisimos entrar a Las Termas, el oficial nos pedía un pase de emergencia. Mi hija lloraba y estaba con un shock de nervios”, contó Carmen, la mamá de Milagros.
Y sumó: “Solo le pedía (al policía) que nos deje ingresar porque ya hacía bastante calor, y encima estaba lleno de moscas e insectos. Teníamos miedo de que se le infecte la herida en su pierna. Pero él no entendía, nos decía que esperaba la orden de Santiago”.
El argumento para impedirles el paso era que necesitaban la autorización del comité de emergencia de Santiago del Estero.
“No tenés corazón, hermano”, le gritaba la madre Milagros a la Policía e instantes después el padre la tomó en brazos y comenzó a caminar. Recorrió 5 kilómetros con la pequeña en brazos.
Caminaron “hasta que llegaron cuatro patrulleros” que los llevaron a su casa para que hagan “la cuarentena obligatoria”. “Fue un dolor muy grande ver a mi hija cómo lloraba y que la Policía no tenga nada de piedad”, dijo.