Los ingenieros agrónomos argentinos señalaron varias inconsistencias del proyecto para modificar la Ley de Manejo del Fuego que impulsa el oficialismo en el parlamento nacional. Tal como lo hicieron las semana pasada respecto de la pretensión de introducir cambios a la Ley de Bosques, en esta oportunidad una comisión de expertos de FADIA (Federación Argentina de la Ingeniería Agronómica) desmenuzó la iniciativa que obtuvo media sanción en Diputados. Alertaron que la pretensión de prohibir todo uso del fuego acarrearía resultados diametralmente opuestos a los perseguidos, ya que dejaría más vulnerables los ecosistemas (y las actividades económicas asociadas a estos) a grandes incendios por falta de manejo de la biomasa.
Con la firma de los especialistas Carlos Kunst (INTA) y Guillermo Defossé (Conicet), el trabajo comienza exponiendo que aún cuestiones que parecen bien conocidas por cualquiera, como el fuego, no lo son. A la definición de “fuego” le sigue la contraposición con “incendio”, que puede ser controlado o no.
Tras aclarar (una perogrullada) que “los fuegos no respetan fronteras o límites establecidos por escrituras” y que, por lo tanto, puede afectar a varios actores, aportan una definición clave: “Desde el punto de vista ecológico moderno, el fuego en los ecosistemas es un disturbio o perturbación”. La aclaración es importante porque un “disturbio” elimina biomasa y genera nueva disponibilidad de recursos y de crecimiento para todos los seres vivos, incluyendo la fauna silvestre. Y no es en sí mismo bueno o malo, sino en función del ecosistema donde se produzca y las especies comprometidas. “No se puede ni se debe generalizar”, advierten.
FADIA también remarca que el proyecto oficial menciona en un plano de igualdad bosques “Nativos” o “Implantados”. Sobre estos últimos explican: “son áreas donde ya existió un cambio en el uso del suelo, convirtiendo un área nativa o natural, en un área de producción forestal”. Y luego repasan hechos de la historia en los que se demostró el perjuicio de haber prohibido el uso del fuego. Uno, en EE.UU.; y el más reciente en Córdoba, donde “los fuegos se hicieran inmanejables” en parte a causa de “la política de prohibición total del fuego implementada años atrás en dicha provincia”.
Además, los miembros de FADIA pidieron que se fortalezcan los Sistemas de Control, Monitoreo, y Alerta Temprana ante condiciones naturales adversas, de igual modo que los cambios propuestos deben estar basados en trabajos técnicos y/o evidencias científica nacional e internacional. Y, en referencia al aspecto punitivo del proyecto (plantea impedir el cambio de uso del suelo por hasta 60 años en campos incendiados), sugieren “entender que en materia de fuego, por su carácter natural, accidental o provocado, y por su dinámica basada en volumen de biomasa seca, temperatura, humedad relativa y velocidad del viento, entre otros factores, el dolo puede estar ausente, generando al titular, arrendatario, poseedor un doble perjuicio por un daño no querido ni buscado”.
Los agrónomos acompañan la idea de evitar incendios inescrupulosos o ilegales, pero consideran que al ser el fuego “uno de los elementos de la naturaleza (junto al agua, la tierra y el aire), se debería discriminar con claridad” en la norma cuando se considera intencional -con prácticas profesionales de manejo- accidental o natural. También distinguir bosques nativos de implantados; inicio del foco igneo y su recorrido; y “entender que a través de prácticas profesionales de manejo de biomasa vegetal se lograrán evitar males mayores”.