La campeona de MasterChef Celebrity se refirió a lo vivido aquel 25 de noviembre y reveló por qué decidió continuar en el reality de cocina.
Claudia Villafañe está en boca de todos tras haberse convertido en la ganadora de MasterChef Celebrity, el programa más visto de la televisión abierta que llegó a picos de 26 puntos de rating el día de la final. Mostrando un lado desconocido sobre su persona, destilando cariño y humildad, sorprendió a los televidentes y se convirtió en la favorita entre los participantes.
Sin embargo, en medio del certamen Claudia tuvo que atravesar el inimaginable momento de la muerte de su ex marido, Diego Maradona, el pasado 25 de noviembre. Por primera vez, Villafañe se refirió al tema y contó cómo se enteró del fallecimiento del astro del fútbol.
“Estaba en la peluquería. Pero no me enteré igual, me llamó mi hija contándome la situación, pero no lo que después iba a pasar. Y después, pasé a buscar a Dalma y nos fuimos a encontrar con Giani”, reveló en una entrevista con Telefe.
“Me imagino que no lo podías creer”, intervino la periodista Érica Fontan y Claudia se sinceró: “No, ahora tampoco, pero es un tema que es de las chicas. Por supuesto es mío, fue el papá de mis hijas, y va a ser siempre. Pero es un tema que prefiero que ellas lo manejen como puedan, yo voy a estar siempre al lado, como estuve, acompañándolas desde mi lugar de mamá. Es difícil porque tiene que resolver un montón de cosas, pero ellas van a poder”.
En cuanto a cómo decidió su continuidad en MasterChef tras la muerte de Maradona, contó: “Lo consulté con las chicas. ‘Si me necesitan, dejo lo que estoy haciendo y estoy con ustedes‘. Me dijeron ‘no mamá, ya estás acá, te hace bien, es tu lugar‘”.
Después de esa charla, Claudia estuvo dos días sin participar hasta que regresó al lunes siguiente: “Me hizo muy bien volver a sentir el abrazo de mis compañeros. Antes de entrar al piso pedí ver a Santiago del Moro y al jurado para que no sea lo primero que iba a ver cuando se abría la puerta. Eso me hizo relajar y lloré lo que tenía que llorar y cuando entré con mis compañeros ya era otra cosa. Sentía que ese era mi lugar y que no lo quería dejar”.