Los ataques se utilizan para resolver cualquier conflicto. Por día se registran entre 7 y 10 balaceras. Por balear una vivienda los tiradores reciben entre 3 mil pesos y una moto. Y por cometer un homicidio 50 mil pesos.
La fiscal Valeria Haurigot, que trabaja en el área donde se investigan estos hechos, sostuvo que es complejo ya que no sólo se trata de episodios vinculados al narcomenudeo, sino que los motivos son sumamente variados: desde ajuste de cuentas por deudas y balaceras ordenadas desde la cárcel por diferentes motivos y por personas que ya están imputadas. El número de la cantidad de hechos asusta: hay entre cinco y diez balaceras por día en Rosario. Y en algún momento se detalló el numero de hasta 20 balaceras por día.
Para Haurigot, el uso del teléfono desde la cárcel es uno de los problemas. Y dijo que hubo una suerte de relajamiento de controles con la pandemia y se terminó desmadrando todo. “Hemos podido determinar que muchas de esas líneas fueron usadas con fines delictivos”.
“Hay una crueldad de quienes cometen delitos no vista nunca antes. Hay una desconsideración total por el otro, ya sea una persona concreta o el ciudadano en general. Esa crueldad se termina manifestando en hechos que son gravísimos porque ponen en riesgo a cualquier transeúnte”.
Además consideró que a la hora de investigar se encuentran con el obstáculo que la persona que recibe la amenaza forma parte del mismo circuito y esto hace muy difícil que se puedan encontrar testimonios.
“Hay una gran cantidad de jóvenes que están envueltos en estas redes con diferentes roles, incluso jactándose de ser parte de una organización como algo positivo. Se sienten orgullosos de formar parte de eso. Hay todo un cambio cultural muy fuerte”, agregó.
Haurigot dijo además que muchas balaceras se digitan desde la cárcel. “El tema de las cárceles es terrible porque mueve toda una serie de situaciones de violencia afuera. Esto antes no pasaba. La violencia quedaba adentro de la cárcel”.
Y sostuvo que los montos que se pagan para lograr un homicidio van de los 50 mil pesos y es mucho más bajo, entre 3 mil pesos o una moto para lo que es balacera, una intimidación pública. “Nos llamó la atención hace poco un caso donde la persona que acepta este encargo tenía un trabajo medianamente digno y así todo, fuera del horario laboral hacía este tipo de hechos”.