La imparable ola de violencias y muertes con sellos de sicarios, no se detiene en Rosario. Para los asesinos matar es tan simple como “salir a cazar pajaritos con la gomera”.
Entre los últimos minutos del viernes y los primeros del sábado, se produjeron tres nuevos homicidios en Rosario. Un joven fue acribillado a balazos en un pasillo de Campbell al 3400. Dos mujeres y una niña fueron baleadas en Cepeda al 3600; una falleció y otra resultó herida. Y en Quintana al 1800 asesinaron a un joven de 27 años.
Un joven de unos 20 años estaba en la puerta de su casa en Campbell al 3300, cuando fue sorprendido por desconocidos que pasaron en vehículos y abrieron fuego. En la escena del hecho se secuestraron 12 vainas calibre 9mm.
La víctima ingresó al HECA, presentando herida de arma de fuego en zona de tórax, cráneo y miembros superiores. Falleció al poco ingresar al nosocomio a consecuencia de las heridas.
Un ataque también a tiros fatal fue perpetrado al filo del viernes en barrio Tablada, en Cepeda al 3600, cerca de Seguí y calle Abanderado Grandoli. El blanco fueron dos mujeres, una de 24 años y la otra de 44. La más joven recibió balazos en el cráneo, pecho y un brazo, heridas que le causaron la muerte tras dos horas de intentos de salvarla por parte de los médicos del Hospital Roque Sáenz Peña. En el ataque también resultó herida una de las hijas de la víctima que recibió un disparo en el glúteo derecho y fue internada en el hospital de Niños Víctor J. Vilela.
A las dos horas del inicio del sábado de otro crimen, en Presidente Quintana y Dorrego. Una dupla de atacantes en moto que dispararon contra dos hermanos: el mayor, de 20 años, falleció en el lugar con varios balazos en el cuerpo. El otro, un año menor, quedó internado en el hospital de emergencias HECA con heridas de gravedad y en estado reservado.
Los sicarios cumplen sus objetivos de matar por dinero de una manera tan simple comparada con el entretenimiento de pibes que salen a cazar pajaritos con una gomera. La vida de un ser humano perdió todo tipo de valor para los asesinos que “juegan a matar”, y para las autoridades o gobernantes, que sólo aportan excusas ante la falta de soluciones para frenar la sangre que se sigue derramando por cada lugar de Rosario donde “la muerte es una sombra permanente”.