Tal vez por la rapidez en su diseño y elaboración, algo que ocurre por primera vez en la industria farmacéutica con una vacuna, surgieron muchas dudas a la hora de su colocación. Y si bien las autoridades sanitarias de cada país tomaron los recaudos convenientes, debieron demostrar que las vacunas contra el Covid tienen distinto grado de efectividad, pero no muchas contraindicaciones. Sin embargo, en Chile, un país que se erigió rápidamente como un ejemplo en cuanto a la velocidad de inoculación, se registró un efecto adverso y se dispararon los contagios.
Los Países limítrofes presentan una situación muy complicada frente al Covid. En Brasil están llevando pacientes de un estado para ser atendidos en otro debido a la falta de oxígeno. En Paraguay no sólo está colapsado el sistema de salud, sino que produjo una crisis política que llevó a que el presidente pidiera la renuncia de todos sus ministros. Uruguay pasó de ser la excepción en la pandemia a convertirse en el país de Latinoamérica con mayor tasa de contagios y por ejemplo entre las medidas, se dispuso que ya no sea obligatorio concurrir a clases de manera presencial. Chile, con el porcentaje de vacunación más alto de la región atraviesa un pico de contagios que pone en jaque a su sistema de salud. En la última semana, fue el tercer país con mayor número de casos nuevos por habitantes en América Latina, después de Uruguay y Brasil, según cifras de Our World in Data.
El ritmo de la vacunación es muy dispar en todos estos países, pero tomando el caso puntual de Chile, se puede interpretar que la sensación de falsa seguridad que dio la vacuna, junto con la ansiedad por retomar la nueva normalidad, impidieron el control de los contagios.
Chile comenzó a vacunar con un pequeño lote de Pfizer-BioNTtech en diciembre, pero la campaña masiva partió con la CoronaVac, del laboratorio Sinovac, con el cual tiene un acuerdo por 10 millones de dosis.
Gracias a la red de salud primaria del Estado, el país ha podido vacunar a una velocidad récord. Pero el éxito de la vacunación puso en segundo plano la necesidad de mantener las medidas de prevención.
A nivel mundial hay otro país que realizó una exitosa campaña de vacunación: es Israel, que mientras vacunaba mantenía las medidas de confinamiento, motivo por el cual el resultado en la contención de los contagios es muy diferente de Chile.
Hoy el mayor problema en nuestro país y en otros es la falta de vacunas, la poca cantidad de dosis, que no alcanzan siquiera para cubrir a la población de riesgo, pero aún así es muy importante llevar a la sociedad un mensaje claro. Hoy las autoridades se plantean que desde el punto de vista sanitario es contraproducente transmitir un mensaje de éxito.
Los especialistas han explicado que las vacunas, cualquiera de ellas, no van a impedir los contagios, en todo caso, tras las dos dosis y pasado el período de ventana de dos semanas, se espera que los efectos en las personas que adquieran el virus, sean más leves y esto evite el colapso del sistema sanitario.
En Chile y en todo el mundo (nunca de manera más literal) el éxito o el fracaso tienen que ver con la situación epidemiológica y las medidas de contención. Las vacunas no son la única herramienta de control de la epidemia. Son una herramienta más, que evita la enfermedad grave, pero no la transmisión. Los virus siguen circulando.
Por eso, los entendidos y los estudios realizados indican que la vacunación por sí sola no es suficiente. Es una estrategia que hay que sumar a otras, si la estrategia se basa sólo en la vacunación, la pandemia seguirá en expansión.