El garrochista reclamó por el abandono de un predio en su Santa Fe natal y contó que “desde arriba” lo hicieron echar de la pista.
Germán Chiaraviglio es uno de los grandes deportistas argentinos de las últimas décadas. El garrochista fue campeón mundial en distintas categorías juveniles (es el único atleta albiceleste con tal logro), es múltiple medallista panamericano y finalista tanto de Mundiales de Atletismo como de Juegos Olímpicos.
Está a una semana de competir en el Argentino, donde buscará marcas que lo acerquen al boleto a Tokio 2020, ya que todavía no está clasificado.
Y sin embargo, quien fuera distinguido con el Konex de Platino 2010 como el mejor atleta argentino de la década de 2000 tiene que padecer como si se tratara de menos que un amateur.
Así lo denunció a través de sus redes sociales, en las que contó la desoladora situación no sólo infraestructural sino también humana que le tocó atravesar en Santa Fe natal cuando quiso entrenarse en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo de esa provincia, cuya reinauguración por ampliación y reformas se anunció con bombos y platillos a fines de 2019, con una inversión declarada de 86 millones de pesos.
El texto que compartió Chiaraviglio en sus redes sociales:
Acabo de terminar mi entrenamiento de técnica de sábado, a 7 días de una de las competencias más importantes del año – Campeonato Argentino- clave para mi clasificación a los Juegos Olímpicos de Tokio de este año por el puntaje que otorga.
Estos días vine a visitar a mi familia y entrené en Santa Fe (es de público conocimiento que hace más de un año entreno en Concordia, Entre Rios), y me encontré con el mismo panorama de los últimos tiempos.
El lugar que forjó la carrera deportiva de innumerables atletas y entrenadores, el lugar que inclusive formó a muchos profesores de Educación Física o que le brindó contención a tantos chicos y chicas a través de la práctica del deporte está abandonado.
No solo desde su infraestructura y mantenimiento, con sus pastos altísimos, suciedad constante, reiterados hechos de inseguridad, colchones, cajones, jaulas de lanzamiento, correderas y desagües rotos, sino también desde su conducción.
Hoy (al igual que muchos sábados) nos frenaron en la puerta de ingreso para decirnos que no podíamos entrar porque los sábados no “abre”, con la indicación de que no se podía utilizar el CARD. Gentilmente pedí que me dejaran trabajar como lo hago hace más de 20 años, ya que jamás tuvimos problemas para entrenar los días sábados.
Luego de eso, hicimos lo que solemos hacer. Limpiar y acomodar los abandonados colchones de garrocha e intentar ponerlos en condiciones para resguardar nuestra seguridad al caer desde alturas importantes.
Superado ese obstáculo y finalizando el entrenamiento, nos avisaron que habían llamado “desde arriba” indicando que no podíamos estar ahí y que nos debíamos retirar.
En ese momento es cuando me decidí a contar y publicar esto. No solo hay falta de conducción y de mantenimiento mínimo en el CARD para que empleados, entrenadores, atletas y toda aquella persona que quiera practicar atletismo pueda hacerlo de manera decente y con las mínimas normas de seguridad e higiene, sino que intentan por toda vía limitarnos en nuestra actividad laboral, casi invitándonos a que nos dediquemos a otra cosa.
Quiero pedir disculpas públicamente a la persona del ingreso si con mi acceso al CARD pude haberlo comprometido, solo quiero que se entienda que es mi trabajo, mi fuente de ingreso y que estoy en el momento más importante del año previo a un juego Olímpico.
Capítulo aparte para el personal que trabaja día a día en el CARD, siempre con la mejor predisposición y sufriendo el mismo abandono, solo que por razones obvias, no tienen voz para contarlo.
Aún así, seguimos camino a Tokio, ¡nada nos detiene!
Me van a encontrar ahora y siempre, tal como lo he hecho durante toda mi carrera, a disposición para pensar y planificar las medidas y acciones necesarios para que los y las atletas del futuro no deban pasar por esto.
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