Pese a su longevidad, tienen un rendimiento promedio de entre 80 y 100 quintales por hectárea. Pertenecen a una familia que vende buena parte de las uvas y elaboran vinos de autor.
En Luján de Cuyo, cuna del Malbec, la familia Vittori produce vinos en una plantación de 10 hectáreas que datan del siglo XIX. La edad de los viñedos es única en la zona y está manejada por Roberto Vittori.
Según narra la historia, fue en 1922 cuando el abuelo de Roberto, Umberto, compró la finca, ubicada sobre calle Castro Barros. Su padre Carlo había llegado a Mendoza desde Italia en 1885 y, además de abrir un almacén de ramos generales, instaló una pequeña bodega frente a la estación del ferrocarril. Así es que Umberto siguió con la actividad sin realizar ninguna modificación en la finca.
“Lo único que hemos hecho en estos últimos años es cambiar el sistema de conducción a espaldero alto, de 1,85 metros de altura porque, a finales de los ’90, se creía que, por tener un sistema de mayor altura, se daba más espacio a la planta para expandir el follaje y con eso se mejoraba el rendimiento y la calidad. Después se dieron cuenta de que esto no servía”, contó a Los Andes, Roberto, quien hoy está al frente de la finca, junto con su hermana, María Verónica.
La plantación perteneció a Augusto Gil, abogado y sobrino de Dalmacio Vélez Sársfield, quien había plantado, en algún momento antes de octubre de 1895, cuando fue asesinado, un cuadro completo de más de 50 hectáreas de Malbec.
Según parece, el letrado murió en un robo, pero Roberto no halló registros sobre la fecha de plantación. Su abuelo Umberto adquirió, unas décadas después, las 10 hectáreas que siguen en manos de la familia.
Producción actual
Los Vittori siempre cultivaron sin pesticidas y en 2004 lograron que su producción fuera reconocida como orgánica. El viñedo es el más antiguo con uvas Malbec en Luján de Cuyo, con declaratoria municipal, ya que investigaciones históricas lograron determinar que las plantas datan de, como mínimo, 1895.
De las diez hectáreas, nueve corresponden a Malbec (de dos o tres tipos distintos), media de Tannat y media de Tempranillo. Roberto estima que lo que hicieron quienes implantaron esas vides fue buscar distintas uvas, para que unas aportaran calidad y las otras, mayor rendimiento. De todas formas, aclaró que los ejemplares mantienen las características clásicas del Malbec y que “no hay diferencias demasiado significativas”.
Pese a su longevidad, las plantas tienen un rendimiento promedio de entre 80 y 100 quintales por hectárea, aunque hace unos seis años comenzaron tener una disminución por las heladas.
Actualmente, la familia vende buena parte de las uvas y desarrollan un proyecto de vino de autor, con elaboraciones de alta gama.