El proceso de poscosecha es muy importante para resguardar el trabajo de toda una campaña. Recomendaciones para asegurar la calidad de los granos.
Luego de trabajar a lo largo de una campaña es importante resguardar los granos de forma correcta. Además, es imprescindible que las plagas no ataquen la cosecha.
Las plagas es uno de los factores que afectan directamente en el almacenaje de los granos. Desde el INTA Villa María, Córdoba, elaboraron un trabajo con recomendaciones.
“Si no existe un control preventivo adecuado, estos insectos encuentran un ambiente favorable para su crecimiento y desarrollo, donde pueden expresar en gran medida su potencial reproductivo y de alimentación”, señalaron desde la Estación Experimental. Las plagas pueden causar daños directos en los granos, y los estándares argentinos de comercialización prohíben la venta de mercaderías con insectos vivos.
“Los daños que estas plagas pueden están asociados al consumo de gran parte del grano, daño selectivo, afectan su calidad y disminuyen así su valor económico, alteran el medio ambiente del lugar de almacenaje favoreciendo el desarrollo de hongos y bacterias, que contaminan el grano y sus subproductos con su presencia, exuvias y otros derivados como es el caso de las micotoxinas en los hongos”, detallaron los técnicos.
En este contexto, las plagas se pueden originar en el campo, antes de la cosecha; por vuelo directo a los depósitos, desde el exterior o derivados de lotes infestados o residuos de granos no desinfectados.
Ambiente
Desde el INTA destacaron que hay dos condiciones físicas que afectan su ambiente: temperatura y humedad. A mayor temperatura, se producen desarrollos más rápidos.
En el caso de la humedad, la misma debe ser superior al 50-60% para que se desarrollen los artrópodos, como la del alimento, que debe superar el 13%. “Tanto la humedad del grano como la del aire afectan el desarrollo de microorganismos, insectos y ácaros, influyen en el ritmo respiratorio de los granos y en los cambios físicos y químicos que se quieren evitar”, destacó el técnico.
Además, existen dos tipos de plagas: primarias y secundarias. Las primarias se caracterizan por atacar a granos que no han sufrido daño y las plagas secundarias se alimentan de granos dañados por plagas primarias o de granos partidos. La mayor parte de las plagas de granos almacenados son coleópteros.
Recomendaciones para el control
Control físico
“La tierra de diatomeas es una forma de control físico. Cuando los insectos-plaga entran en contacto con este polvo sufren deshidratación y mueren. Debido a que su efecto es la desecación, la eficacia se reduce cuando se incrementa la humedad relativa”, explicaron los técnicos.
Además, agregaron que las aplicaciones de este producto en granos secos después de la cosecha mostraron mejores resultados. Otro punto a tener en cuenta, es que almacenar el grano por debajo de los 15 °C retarda el desarrollo y reproducción de la mayoría de las plagas y a más de 35 °C, se elimina a muchos insectos plaga.
Control biológico
“Como especie prometedora para el control biológico se cita al nemátodo Steinernema riobrave que ha mostrado alta eficacia en el control de larvas y adultos de diversas plagas que afectan a granos almacenados”, detallaron los técnicos.
El Metarhizium anisopliae es un hongo que puede ser utilizado exitosamente para el control de insectos en granos almacenados, particularmente en el control de Sitophilus oryzae y Rhyzoperta dominica. En cambio, el Flavipes Xylocoris, es un depredador cosmopolita de diferentes plagas de productos almacenados como Tribolium castaneum, T. confusum, Pusillus crytolestes, Rhizopertha dominica y Trogoderma granarium.
Control químico
Desde el INTA Villa María, destacaron que la fosfina es uno de los materiales más utilizados, puede ser aplicada por inyección o por vía fosfuro de aluminio o fosfuro de magnesio. Estos últimos productos son sólidos que reaccionan con la humedad de la atmósfera para producir gas fosfina.
Además, aclararon que cuando los insectos se exponen a estos gases por un tiempo suficiente, todas las etapas del desarrollo (huevecillos, larvas, crisálidas y adultos) mueren por su efecto. “El correcto uso de dichos productos debe considerar oportunidad, dosis y rotación de grupos toxicológicos, a fin de obtener la mejor eficacia”, especificaron los técnicos.