Mientras Estados Unidos, Israel y buena parte de Europa atisban la salida de la pandemia, varios países hacen frente a la segunda ola de coronavirus. En ese marco, la Organización Mundial de la Salud alertó por el ritmo de fallecimientos y afirmó que, de seguir así, dentro de tres semanas las muertes por Covid-19 ocurridas durante este año superarán a todos los decesos registrados en el 2020.
De cumplirse dicho pronóstico, la cifra iría en línea con los contagios: la cantidad de casos confirmados en 2021 ya superó a los notificados durante el año pasado.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que aunque se observa una tercera semana consecutiva de disminución de casos “la situación a nivel mundial es muy frágil y ningún país puede decir que está a salvo”.
Variantes y desigual acceso a las vacunas
La irrupción de nuevas variantes de Covid-19 y el desigual acceso a las vacunas son dos factores que podrían explicar la situación actual frente a la pandemia.
Si bien las nuevas variantes no parecen haber afectado la eficacia de las vacunas, han sido un factor determinante en el aumento de contagios, ya que, según estudios, varias de ellas tienen un nivel de transmisibilidad más alto.
“El virus cambia constantemente y esto podría volver ineficaces las herramientas con las que contamos. Debemos tener en claro que la pandemia no ha terminado y no lo hará hasta que la transmisión esté bajo control en todos los países”, sostuvo Adhanom Ghebreyesus.
Paralelamente avanza el proceso de inmunización, pero el desigual acceso a las vacunas hace que muchos países no pueden hacer frente a la pandemia con la misma eficiencia. Mientras Israel ya tiene vacunado a más del 50% de su población, y las vacunas sobran en Estados Unidos, otros países luchan por acceder a más dosis.
“Un pequeño número de países que fabrican y compran la mayoría de las vacunas controlan el destino del resto del mundo”, denunció.
Según las estimaciones de la OMS, si la administración de vacunas hubiese sido más equitativa desde el principio, los 1.500 millones de dosis inoculadas hasta la fecha habrían servido para proteger a todos los trabajadores sanitarios y grupos de riesgo en el planeta.
“Podríamos estar en una situación mucho mejor”, lamentó Tedros, quien subrayó que los países que han empezado a vacunar a niños y a personas de bajo riesgo “lo están haciendo a expensas de los trabajadores sanitarios y personas vulnerables de otros países”.
En la inauguración de la asamblea, que se prolongará hasta el 1 de junio, también se informó que al menos 115.000 trabajadores sanitarios han muerto a causa del coronavirus.
“Para septiembre, necesitamos vacunas para inmunizar a 250 millones más de personas en países de ingresos medios y bajos”, expuso Tedros.
Con el fin de lograr estos objetivos, pidió a los países desarrollados miembros de la OMS que continúen donando dosis a COVAX para que ninguna se desperdicie, y a las farmacéuticas que se comprometan a que la mitad de su producción anual de vacunas sea donada este programa de distribución solidaria.