Después de la polémica que se generó por su decisión de ir a Miami a vacunarse, luego de haber criticado a quienes lo hicieron antes, Jorge Rial salió al aire desde la habitación de su hotel y contó en detalles cómo fue el proceso.
“Me vacuné el sábado a la mañana apenas llegué. Había mucha gente esperando pero fue todo muy rápido. No hace falta anotarse. Fui al campo de la Universidad de Miami, hacés la fila, contestás preguntas y listo”, explicó.
“Después pasás a una segunda carpa de acuerdo a la vacuna que elegiste, que en mi caso fue la Johnson & Johnson porque es una sola dosis”, agregó.
“Una vez que te vacunaste te hacen quedar quince minutos en otra carpa y te controlan que pasen esos quince minutos exactos. Me dijeron que me podía subir fiebre o que se me podía hinchar el brazo. Esa noche tuve 37.9 pero nada más. Fue un rato y no me dolió nada. Dormí como nueve horas”, detalló.
“Tengo un gran alivio. Una sensación enorme de haberme sacado una mochila de encima y una angustia tremenda. Casi no salí del hotel. Sólo para buscar víveres. Me voy a cuidar igual porque los anticuerpos tardan quince o veinte días”, les dijo a sus compañeros, que desde el estudio le preguntaban.
“Fue todo bastante apresurado. En Argentina estaba anotado y no me llamaban. Cada vez tenía más miedo, con muchos casos cercanos. Lo de Mauro (Viale) fue fuerte y nos pegó a todos”, se sinceró.
Después hizo autocrítica: “Somos unos bichos raros que laburamos cuando no tendríamos que estar ahí porque no sólo arruinamos lo nuestro sino nuestro alrededor. Fui a vacunarme por mi familia. Si hubiera estado solo supongo que no iba. Por inconsciente y por cagón”.
“La contradicción que tenía era esa. Hubo un castigo enorme hacia mí, pero yo no me escondí ni dije que venía para otra cosa. Vine cuando se pudo y liberaron las vacunas. Todos los demás lo barnizaron o lo ocultaron. El propio Macri dijo una cosa e hizo otra”, cuestionó.
Y reconoció que “Hubo algo que me disparó: fue cuando lo escuché a Zanini desde su soberbia. Como que eran una casta que ellos podían vacunarse y el resto no. Lo entiendo en el presidente y los ministros, que tienen que estar vacunados. Igual que los enfermeros, médicos y esenciales. Pero los otros no”.
“Por eso tomé la decisión. Y lo hice de frente. Me vacuné por miedo. Debo reconocerlo. Me cagué en las patas. Sentí que si me agarraba la enfermedad me mataba. Y no se lo merecen ni mi mujer Romina, ni mis hijos, ni mis nietos. Entré en pánico”, reconoció.
“Tuve el privilegio de vacunarme en Miami y me da vergüenza esto. Ojalá la vacuna estuviera en la Argentina. Pero esto es un problema económico, Ahora quieren regalar las vacunas acá, es el famoso efecto desborde”, cuestionó acerca de lo que pasa en el mundo.