Hace justo un año, conseguir mascarillas, alcohol o alcohol gel, guantes, amonio cuaternario y hasta cloro, era una carrera de datos, avisos, encargos y precios elevadísimos si se llegaba a encontrar algunos productos.
Entonces, el mundo estaba comenzando una pandemia de virus Sars-CoV-2 y aprendíamos rápidamente acerca de las vías de transmisión del virus. Hoy, 15 meses después de su aparición, hay varias situaciones que antes realizábamos como prevención y que ahora, de acuerdo a la evidencia científica disponible, no son necesarias o no cuentan con suficiente respaldo de la ciencia.
Más aún cuando la semana pasada la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó su declaración respecto de las vías de contagio y acepta los aerosoles como forma de contagio. La principal vía de propagación del virus es desde la boca o la nariz de una persona infectada “en pequeñas partículas líquidas cuando tose, estornuda, habla, canta o respira” y que “estas partículas varían desde gotitas respiratorias más grandes hasta aerosoles más pequeños”, dice esta institución.
Según la OMS, la evidencia actual sugiere que el virus se propaga principalmente entre personas que están en contacto cercano entre sí, generalmente dentro de 1 metro (corto alcance). Una persona puede infectarse cuando se inhalan aerosoles o gotitas que contienen el virus o entran en contacto directo con los ojos, la nariz o la boca. También lo puede hacer en ambientes interiores mal ventilados y / o concurridos, donde las personas tienden a pasar períodos de tiempo más largos y, en tercer lugar, menciona que las personas también pueden infectarse al tocar superficies que han sido contaminadas por el virus al tocarse los ojos, la nariz o la boca sin lavarse las manos.
1. No al amonio cuaternario
Un elemento que se hizo común en el vocabuliario de las personas durante la pandemia, fue el amonio cuaternario. Se trata de un químico desinfectante muy utilizado en los productos de desinfección comunes pero en baja cantidad. Sí combate el coronavirus, pero no es necesario su utilización si se tiene el tradicional cloro.
Jorge Olivares, investigador del Núcleo Mileniopara la Investigación Colaborativa en Resistencia Antimicrobiana (MICROB-R) y profesor del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), explica que utilizar este químico es como usar una bomba atómica para matar una hormiga: “es una absoluta exageración si lo que se busca es eliminar el virus Sars-CoV-2″, dice.
Lo mismo que hace el amonio, indica, puede hacerlo el cloro, el detergente, el alcohol y el jabón.
2. Sanitización del calzado, oficinas, autos y túneles de ingreso
Según Olivares, los amonios están diseñados para actuar en lugares donde existen muchos microorganismo, virus y bacterias que tienen una importancia relevante de transmisión. Por lo tanto, si se utiliza para desinfectar una sala de espera de un hospital o una ambulancia, tiene razón su uso. “Desinfectar el suelo de los hogares, los vehículos o cualquier otro espacio en el que no exista una alta carga de microorganismos es un ejercicio inútil”, advierte.
“La evidencia científica ha demostrado que la transimisión por superficies es muy baja”, dice Olivares. El virus que causa el Covid-19 se transmite por aerosoles o gotículas cuando las personas hablan o tosen, el riesgo se contagio por superficie es bajísimo, “el principal problema es el contacto sin mascarillas, no los zapatos”, indica el profesor de la PUCV y director de la Sociedad Chilena de Microbiología. Los pediluvios son comunes en las producciones de aves, de alimentos porque son situaciones en las que se requiere ambientes estériles”, agrega.
Respecto del uso del pediluvio, Nelly Baeza, encargada de epidemiología del Hospital Exequiel González Cortés y vicepresidenta de la Sociedad Chilena de Salubridad (Sochisal) señala que en general pediluvio es importante en ambientes clínicos.
Nicolás Muena, investigador de la Fundación Ciencia & Vida, explica que al inicio de la pandemia las superficies preocupaban porque se había detectado virus activo y dependiendo de las superficies, éste permanecía entre dos y tres días, siendo las más estable en algunos tipos de plástico “pero eran condiciones de laboratorio en la que el virus se estabiliza, donde el virus está cómodo, con cierta salinidad y humedad, y además en una concentación alta. No se puede descartar esa vía, pero es altamente improbable”, señala.
Sobre ascensores, autobuses, puertas de ingreso, Baeza dice que éstos se deben limpiar al menos dos veces cada jornada, pero también se debe aprender a no usar las manos para entrar, ocupar codos, de esta forma nuestras manos no se contaminan.
3. Superficies, ropa y alimentos
Al inicio de la pandemia, si se creyó que el virus podía contagiarse a través de los alimentos o los envases en los que estos llegaban a casa. Así, la mayoría de las personas comenzaron a limpiar todo lo que compraban y lo que llegaba a su casa con soluciones de alcohol, cloro y hasta amonio cuaternario, antes de almacenarlos o meterlos al refrigerador.
El año pasado comenzaron a conocerse algunos estudios que mencionaban que el virus duraba apenas unas horas en superficie inactivas pero no fue hasta febrero de este año que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, su sigla en inglés) y el Departamento Norteamericano de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés) aseguraron que tras analizar la evidencia científica disponible, que el coronavirus no se transmite a las personas a través de los alimentos o de los envases alimenticios.
Como enfermedad respiratoria, para la transmisión se requiere del contacto estrecho entre una persona contagiada y otra sana, y aunque existe algunos informes que detallan la presencia del virus en objetos inertes como envases y alimentos, lo cierto es que se trata de la existencia del virus (huella), pero no demuestra que ese virus tenga capacidad infectiva o de contagio y se pueda transmitir a las personas.
En este sentido, Olivares plantea que el Sars-CoV-2 es un virus lábil que cuya membrana se disocia o degrada fácilmente al contacto con un detergente, jabón, alcohol o cloro.
A juicio de Muena, más que la ropa, la prioridad deben ser las manos. Al llegar a la casa, más que cambiarse ropa, lo principal es lavarse la manos, así se elimina el virus que pudieras haber tenido al tocar una superficie contaminada. Al lavarse las manos se elimina el virus. “Es extremadamente improbable contagio a través de la ropa. No son superficies lisas en las que el virus pueda permanecer. Tendría que ser un contacto sumamente estrecho, que alguien estornude o tosa sobre tu ropa e inmediatamente la toques con tu mano y te lleves la mano a la cara, la boca. Si se usa siempre mascarillas, es muy dificil ese contagio.
Pese a ello, Nelly Baeza igual recomienda dejar zapatos fuera de la casa.
4. ¿Termómetro al ingresar a un lugar?
Un artículo que se puso de moda en esta pandemia, son los termómetros digitales que permiten tomar la temperatura corporal. Hasta surgieron fake news señalando que si se apuntaba a la frente, podía dañar las neuronas y todavía se utilizan como requisito para ingresar a los bancos, centros comerciales, farmacias y otros lugares en los que a modo de prevención, registran la temperatura de las personas. Si aparece fiebre, se prohibe el ingreso.
Un estudio publicado recientemente por investigadores de la Universidad de Duke, muestra que estos aparatos no son útiles para detectar y reducir la transmisión del Sars-CoV-2 en el trabajo. Con datos de 14 empresas se realizaron más de 15 millones de proyecciones y se detectaron menos de 700 episodios de fiebre. Entre ellos, se confirmaron 53 casos positivos de Covid, pero ocurrieron casi 2.000 casos de trabajadores positivos que sí estaban en sus puestos de trabajo y que no se habían detectado.
La conclusión de los investigadores es que, con un promedio de un caso detectado por 40 casos que se pasaron por alto, el control de temperatura en el lugar de trabajo no fue efectivo y por lo tanto, no lo recomiendan.
5. Suplementación con vitaminas C, D, Zinc
En lo que va de pandemia, diferentes estudios se han referido a la importancia de ciertas vitaminas y minerales que tendrían un rol clave en la evolución de la enfermedad.
En septiembre del año pasado, se conoció una investigación que mostraba una directa correlación entre la deficiencia de vitamina D y un mayor riesgo de padecer Covid-19. En octubre, otro estudio encontró la misma relación, y concluyó que más del 80% de las personas con Covid-19 no tenían niveles adecuados de la llamada “vitamina del sol” en la sangre.
En este nuevo estudio, publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, los investigadores analizaron a 216 pacientes con Covid-19 en un hospital de España. De todos estos pacientes, el 82,2% tenía deficiencias de vitamina D.
Desde entonces, varios otros han surgido, pero una cosa es la relación que se ha encontrado en los estudios y otra la necesidad de suplementación para prevenir la enfermedad.
“La vitamina D se ha encontrado que colabora en proceso inmunitario por ello tener un buen nivel es necesario, sin embargo, esto es difícil de auto diagnosticarse porque se necesita controlar niveles de vitamina D y en esta vitamina es peligrosa su acumulación, más que su déficit. Entonces debe tomarse con prescripción médica. Es peligroso tomarla por cuenta de cada uno porque se acumula no se excreta y es tóxica en niveles altos”, dice Baeza.
En el caso de la vitamina C, históricamente se sabe que su déficit en la alimentación provocaba escorbuto que se aliviaba con el consumo de vitamina C, pero a diferencia de la vitamina D, se excreta por el riñón y no se acumula. Sin embargo, también una cantidad excesiva, estresa el riñón y pude alterarlo por su uso crónico (más de 6 meses) sin indicación médica, advierte la vicepresidenta de Sochisal. Lo más importante, insiste, es limentarse bien con frutas y verduras de la estación y variado.
Algo similar ocurre con el zinc. Una investigación española, mostró que pacientes enfermos de covid tenían niveles más bajos de zinc y como parte del tratamiento, se indicaba en algunos casos la suplmentación para acelerar su recuperación. Sin embargo, Baeza dice que esto no está no hay estudios suficientes aún que lo respalden.
Como tratamiento, otros investigaciones in vitro han mostrado relación, pero como prevención, hay menos información que respalde la recomendación de suplementación.
6. Desinfección de espacios abiertos
No había pasado mucho tiempo desde que se inició la pandemia, cuando hace justo un año, la OMS advertía que rociar las calles con desinfectantes no sólo tiene nulos resultados para combatir el coronavirus, sino que hasta podría ser peligroso para la salud.
“No se recomienda el rociado o la fumigación de espacios exteriores, como calles o mercados, para matar al virus causante de Covid-19 u otros patógenos, pues la acción del desinfectante se ve anulada por la suciedad”, declaró en el documento.
Sin embargo, incluso hasta ahora, algunos municipio del país realizan limpieza de calles y espacios públicos abiertos como una medida de prevención.
El doctor Carlos Pérez, infectólogo Clínica Universidad de los Andes y decano Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián explica que “no hay ninguna demostración que la sanitización de calles ayude a dismibuir los contagios con el virus” y agrega que la “transmisión es de persona a persona” cuando quien está contagiado habla, tose, estornuda, canta, grita y esas gotas llegan a otra personas susceptible.
“El rol de las superficies inanimadas es prácticamente inexistente y por lo tanto no tiene ninguna imporancia efectuar este tipo de procedimientos en las calles, es un gasto innecesario y sin ninguna utilidad”, afirma Pérez.
7. Movilidad en un solo sentido
Flechas en el piso que indican el sentido de los peatones en las calles, centros comerciales y ferias de frutas y verduras. ¿De qué sirven si el virus se transmite por el aire?
Según Baeza, sirve porque el contacto entre las personas es lo debemos evitar y en esa lógica, chocarse o cruzarse en los flujos de los pasillos puede ser razón de contaminación de la ropa, por ejemplo.
A juicio del doctor Pérez, la delimitación de las vías de las personas puede ser útil para marcar la distancia entre las personas, sobre todo cuando hay fila, para que la distancia sea mayor a un metro, pero no para delimitar los lugares que están desinfectados, porque no tiene utilidad.
Para Muena, más que el sentido en el que se debe caminar, cree que son útiles para mantener la distancia, sobre todo cuando se trata de zonas de ingreso y salida. “Si entra y sale mucha gente, en algún momento ese espacio físico disminuye. De todas maneras, esos espacios deben estar bien ventilados para evitar que se acumulen aerosoles”.