Una investigación reveló que la actividad física contribuye a dar mayor estructura y significado a nuestros días.
Fueron varios los estudios científicos que comprobaron que la actividad física tiene múltiples beneficios para la salud física y mental. Sin embargo, un nuevo informe -que involucró a más de 18 mil hombres y mujeres de mediana y avanzada edad- añade que el ejercicio contribuye a darle mayor “estructura y significado” a la vida de las personas.
Según esta investigación, la relación entre la actividad física y el bienestar psicológico es innegable: “Los hábitos de ejercicio pueden influir en nuestro sentido de propósito en la vida y este puede afectar la cantidad de ejercicio que hacemos”, señalaron los investigadores.
Es sabido que la actividad física disminuye las probabilidades de desarrollar ansiedad o depresión. En cambio, el sedentarismo puede llevar a esos trastornos psíquicos. Al respecto, Ayse Yemiscigil, investigadora postdoctoral del Programa de Florecimiento Humano de la Universidad de Harvard, le dijo a The New York Times: “Un sentido de propósito es el sentimiento que se obtiene al tener metas y planes que le dan dirección y significado a la vida. Se trata de comprometerse con la vida de manera productiva”.
En ese sentido, la especialista explicó: “Las personas activas a menudo hablan de cómo el ejercicio da estructura y significado a sus vidas, ya que proporciona metas y logros. La actividad física puede contribuir de manera plausible a un sentido de propósito y, del mismo modo, este último podría influir en la probabilidad de que hagamos ejercicio”.
En otro estudio publicado en la revista Journal of Behavioral Medicine, la especialista y su colega Ivo Vlaev, profesor de ciencias del comportamiento en la Universidad de Warwick en Inglaterra, se propusieron encontrar una relación entre movimiento y significado de vida. Tras el relevamiento, análisis y comparación de datos, llegaron a la conclusión de que cuanto más se movía la gente, más fuerte era su sentido de intención en la vida: “Las personas que comenzaron con una vida activa generalmente mostraron un creciente sentido de propósito a lo largo de los años, y aquellas cuyo sentido de propósito era más sólido al principio fueron los más activos físicamente años después”, precisaron.
De acuerdo con los investigadores, tener esos objetivos firmes en algún momento de la vida se vincula con el equivalente a dar una caminata semanal, dos o más. “Fue especialmente interesante ver estos efectos en las personas mayores de 50 años”, expresó Yemiscigil, que detalló que muchos de ellos informaron un aumento del sentido de propósito en sus vidas y también tasas más altas de participación en la actividad física.
Yemiscigil le dijo a The New York Times que estima que “las asociaciones (entre la actividad física y la salud mental) son sólidas y racionales: “Las personas a menudo informan más autoeficacia después de comenzar a hacer ejercicio, lo que podría hacer que se sientan capaces de establecer nuevas metas y desarrollar un propósito nuevo o aumentado en la vida. Cuando se tienen esas dos cosas, probablemente se quiera estar sano y vivir lo suficiente para cumplirlas”, concluyó.
Fuente: TN/Con Bienestar