Un hombre creyó que podía poner su viaje de placer por sobre el compromiso de pago de una obra en su hogar, lo que cimentó una disputa con el contratista.
Un hombre de Leicester, en el Reino Unido, descubrió de la manera más brutal que nunca se debe mantener disputas por dinero con un contratista cuando el que le estaba arreglando su casa se la dejó a medio demoler por una deuda.
“Queríamos hacerle una extensión de dos piso, un techo nuevo, la conexión eléctrica y que todo fuese sustentable”, relató el cliente damnificado. Su sueño de tener una casa para su familia de seis integrantes se desmoronó durante sus vacaciones, que siguen en curso.
Según el hombre, que no quiso ser nombrado, se negó a pagarle 3.500 libras al contratista. En vez se fue de vacaciones a unos 300 kilómetros de la localidad y dejó su hogar lleno de andamios en manos de los operarios.
El monto adeudado es una nimiedad al lado del precio de la propiedad, pero pareciera haber una cuestión de principios. Tras negarse a pagar, el hombre se enteró de que la compañía de los andamios había retirado las estructuras y que su casa había quedado como si de nuevo hubiesen caído bombas en el Reino Unido.
Pero alguien de una casa vecina a la del cliente damnificado le aseguró al medio local que “la gente notó que los albañiles empezaron a retirar cosas (de la propiedad) y a demoler lo que habían construido“.
“Los vecinos están muy molestos con cómose ve la casa y por el hecho de que arruinaron el pavimento“, agregó la fuente.
El dueño de la casa, todavía de vacaciones afuera del Reino Unido, le dijo al LeicestershireLive que se comunicará con las autoridades de Leicester por el tema del asfalto frente a su casa en ruinas.
El hombre incluso intentó plantear la disputa ante la Policía pero le dijeron que no tomaban denuncias de ese tipo porque es una disputa y no un delito.