Un especialista en seguridad alimentaria resuelve todas las dudas.
Para minimizar el riesgo de intoxicación alimentaria, es necesario lavar los productos antes de consumirlos, aunque no es necesario un jabón especial para estos productos.
Lávese las manos antes de manipular cualquier producto, y luego lave los alimentos bajo la canilla de agua fría. De cinco a diez segundos suele ser suficiente, siempre que se cubra toda la superficie del producto.
El lavado elimina los restos y la suciedad, así como los contaminantes microbianos que puedan contener. El lavado también ayuda a eliminar algunos de los pesticidas superficiales que puedan estar presentes, aunque las instrucciones suelen ser las mismas para los productos ecológicos que para los convencionales
En el caso de las verduras, como la lechuga romana, un buen método es arrancar las hojas y enjuagarlas por separado, y luego secarlas en una centrifugadora de verduras. Otra estrategia es sumergir el producto en un recipiente con agua antes de lavarlo.
“Ninguno de nuestros alimentos es estéril; siempre hay microorganismos, pero hay ciertos tipos que, si los ingerimos, podemos enfermar”, dice Erin DiCaprio, especialista asistente de extensión cooperativa en seguridad alimentaria comunitaria de la Universidad de California. “Por lo tanto, el lavado es una de las mejores prácticas para ayudar a mitigar parte de ese riesgo”.
En general, el suministro de alimentos en EE.UU. es bastante seguro, pero los especialistas en seguridad alimentaria no pierden de vista ciertos patógenos, tanto bacterias como virus, que se han asociado a brotes peligrosos relacionados con productos agrícolas.