“Hace veinte días no vemos ningún surubí”, aseguraron los pescadores y habitantes de Chaco y Corrientes. En Paraná el nivel del río es el más bajo desde 1944.
Pescadores comerciales y deportivos coincidieron en manifestar la faltante de especies mayores en el río Paraná, a lo que los ambientalistas agregaron que se trata de una depredación acompañada por la bajante histórica.
“Hace veinte días que no vemos un surubí”, dijo a El Litoral el referente de la Asociación de Pescadores de Chaco (Asopecha), para referirse al emblemático plato de la gastronomía regional. Además, el precio de la carne de surubí tuvo fluctuaciones en las últimas semanas por la escasez.
“En el restaurante de Paso de la Patria ya no podemos ofrecer surubí hace dos semanas, no hay”, aseguró Rosa Vasque, emprendedora gastronómica. Mientras que en otros locales gastronómicos explicaron que no ofrecen este tipo de plato porque no les conviene comprar pescado a precios tan altos.
Por su parte, el ambientalista correntino Luis Martínez sentenció: “Estamos sacando las pocas especies del río sin tener en cuenta las consecuencias. La falta del surubí en el río es un claro ejemplo de que lo están depredando, aprovechando su vulnerabilidad”.
“A todo esto debemos sumar la falta de un adecuado manejo sostenible de estos recursos. Lo que estamos haciendo actualmente es un abuso y uso de los recursos ícticos a través de una extracción sin ningún control”, insistió.
En cambio, el director del Instituto de Ictiología del Nordeste (Inicne), Pablo Roux, descartó que el problema se deba a la depredación, pero sí la vinculó a la bajante del río. “Es una cuestión netamente estacional, los peces son de sangre fría y en estas semanas con temperaturas bajas están en el fondo del río”, explicó.
“El pez fondeó, como se dice en la jerga de los pescadores, tanto el surubí como el dorado y la boga”, dijo el investigador para aclarar el comportamiento de estas especies. De todos modos, insistió en el cuidado de la biodiversidad que debe regir en el río Paraná ante la grave bajante.
El investigador del Inicne también señaló la faltante de alimento para los peces en esta temporada en que presentan metabolismo bajo.
En Entre Ríos, la peor bajante desde 1944
El río Paraná descendió frente al puerto de Paraná, a una altura de -17 centímetros (debajo del nivel del mar), siendo la peor situación hídrica detectada desde 1944, y esperan que se acerque a esos registros y hasta podría superar esa emergencia histórica.
La bajante actual mantiene al río lejos de su nivel de aguas bajas (2,30 metros) y de su altura promedio en julio (3,10 metros) de Paraná; ya superó las marcas de 1971 (0,50 metros), las de 2020 y 1970 (0 metros), y hay que remontarse a 1944 para registrar una situación peor que la actual.
Ese año el río marcó -1,40 metros frente a Paraná, al igual que en Diamante (-1,38), Victoria (-41) y en La Paz (-1,11).
Perspectiva desfavorable
El Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que persiste una “perspectiva al 30 de septiembre netamente desfavorable, con probabilidad cierta de extenderse en los subsiguientes cuatro meses, por lo menos”.
Además, espera que para el próximo 20 de julio descienda hasta -30 centímetros (debajo del nivel del mar) en la capital entrerriana.
En Diamante, la altura del río bajó cuatro puntos hasta los 13 centímetros, por debajo de los 2,40 metros del límite de aguas bajas y de los 2,91 metros promedio para esta época del año, y 1,30 metros menos que el 6 de junio pasado.
En La Paz, el río Paraná bajó y alcanzó los 28 centímetros, 1,50 metros menos que hace un mes, muy por debajo de los 3,20 metros de límite de aguas bajas y de los 4,08 que la Prefectura Naval Argentina (PNA) registró como promedio entre 1996 y 2020.
En tanto, en Victoria el río se mantiene estable con un metro de altura, lejos de los 2,60 metros que marcan las aguas bajas y de los 3,5 metros que tenía allí el río Paraná tan solo tres meses atrás, el 13 de abril.
El mes de julio, muy complicado
El INA apuntó que julio será “especialmente crítico, con afectación de todos los usos del recurso hídrico”, principalmente en la “captación de agua fluvial para consumo urbano”.
Además, espera impactos en “las tomas de agua para consumo urbano, para refrigeración de centrales de generación eléctrica y de procesos industriales”, problemas en “la navegación fluvial, fauna íctica, estabilidad de márgenes” y una “exposición a incendios en márgenes e islas”.
Preocupación por el agua potable
“Esto genera mucha preocupación, es una bajante histórica que impacta en el agua potable y esto es lo más urgente que hoy nos ocupa, además de lo ambiental”, dijo días atrás el gobernador entrerriano Gustavo Bordet, y precisó que está “en contacto permanente con todos los intendentes” de la vera del río.
Bordet afirmó que “claramente hay un cambio climático, fundamentalmente en las nacientes de los ríos con la deforestación, y con un cambio en los suelos y en los sistemas de cultivos que modifica las condiciones ambientales”.
El secretario de Agricultura y Ganadería de Entre Ríos, Lucio Amavet, afirmó a Télam que la bajante “impactó carbonatados en acopiadores, fileteadores, transportistas y más de 3.000 familias de pescadores que viven de eso”, registrando “el cupo de exportación más bajo de los últimos 15 años “.
Reclaman veda total de pesca
El Paraná sigue en bajante extrema y ya van tres ciclos seguidos de escasa reproducción de peces. A ello se le suman, hacia el sur, las quemas del Humedal: quedan sin comida, refugio ni energías para reproducirse. Investigadores lanzaron llamado urgente a la provincias costeras.
“La veda total sería lo ideal, siempre y cuando se pongan de acuerdo todas las provincias. Y mientras duren las condiciones hidrológicas actuales debería mantenerse”, definió el doctor Juan Pablo Roux, del Instituto de Ictiología del Nordeste.
“La necesidad del río nos está pidiendo a la sociedad que tomemos una determinación grupal, comunitaria. No solamente una decisión de una provincia, sino de todas las provincias que estamos en las orillas del río Paraná, porque este no es un fenómeno local sino regional”.
Fuente: El ABC Rural