En poco más de un mes se cumplirán 50 años desde que el astronauta David Scott erigió en secreto este monumento a los astronautas fallecidos dentro de los programas de exploración espacial.
Estamos acostumbrados a disfrutar del lado más amable y espectacular de la exploración espacial: los despegues de los cohetes, los divertidos experimentos en la Estación Espacial Internacional, los robots que se hacen selfies en la superficie de Marte… Pero explorar el espacio es un trabajo peligroso y experimental, y numerosos astronautas han perdido la vida mientras participaban en las distintas fases de los programas espaciales, tanto norteamericanos como soviéticos.
En 1971, como parte de la misión Apolo 15, el astronauta David Scott sería uno de los privilegiados que pisaría la Luna. Así que decidió rendir un homenaje a los astronautas fallecidos. Contactó con el artista belga Paul Van Hoeydonck, que diseñó una sencilla figura de un astronauta, y él mismo fabricó una placa con los nombres de 14 astronautas fallecidos, ocho norteamericanos y seis soviéticos.
Con el permiso de la NASA, pero sin comunicarlo a la prensa, David Scott colocó la figura y placa en Mons Hadley, un mazizo montañoso de la Luna en donde aterrizó la misión Apolo 15, el 1 de de agosto de 1971.