Se conocieron los resultados de un estudio para medir la felicidad y el estado de ánimo de los argentinos. Estrés crónico y agotamiento emocional marcan el impacto de la pandemia en el bienestar de las personas a lo largo de este último año.
Si echamos un vistazo por el retrovisor y alcanzamos a ver aquel comienzo del confinamiento el 20 de marzo de 2020, seguramente podremos recordar un raro sentimiento que nos invadía. Por un lado sabíamos que el encierro nos impediría transcurrir nuestros días como lo veníamos haciendo. Por el otro, era tan fuerte, emocionalmente hablando, tan nuevo, tan abarcativo, que hasta nos invadió un sentimiento patriótico poco común.
Los días fueron pasando, las restricciones se fueron renovando, pasaron los meses, el invierno, la primavera, recuperamos algunas de nuestras añoradas libertades, disfrutamos de manera acotada el verano y volvió el otoño con la tan temida segunda ola. Y otra vez nuestros movimientos acotados por el maldito virus.
Durante todo 2020 los chicos fueron a clases sólo tres días, nadie quería que en 2021 sucediera lo mismo. La virtualidad (una de las tantas palabras que incorporamos a nuestro vocabulario ordinario) había desgastado a docentes y alumnos y había puesto en evidencia la desigualdad entre los argentinos, como ningún otro suceso lo había hecho.
Seguramente por ese motivo y por la necesidad de mantener el vínculo con compañeros y maestros, apareció una nueva modalidad, que combina virtualidad y presencialidad, de manera alternada, para cada burbuja que permite mantener en distanciamiento en el aula.
Pasaron 16 meses y seguimos con la misma incertidumbre de hace un año, pero ahora tenemos que sumarle el agotamiento, las pérdidas humanas y materiales, la falta de un horizonte hacia donde marchar.
Este virus, que en un principio creímos que vino para hacernos mejores como especie, se llevó mucho de lo que formaba parte de nuestras vidas.
Ya no pudimos viajar cuando quisimos, participar de una fiesta multitudinaria, de un recital, un show, un partido de fútbol, ni siquiera reunirnos con la familia para celebrar cumpleaños o para comer ravioles un domingo.
Cambiaron muchos hábitos, se puso de moda el comercio de cercanía, ahora para el receso invernal nos recomiendan el turismo de cercanía, todo porque hay que guardar distancia. Qué loco no? Parece una contradicción en sí misma.
Y todo esto hizo mella en nosotros, como sociedad y de manera individual.
De acuerdo a una medición de felicidad realizada por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales de la Universidad Siglo 21, el estado de ánimo de los argentinos se vio afectado en el último año, ya que tan solo la mitad aseguró sentirse feliz y satisfecho con su vida (en comparación al 2020, se evidencia un descenso del 63% al 57%). Además, por tercer año consecutivo, se registró un aumento en los niveles de estrés crónico y agotamiento emocional de la población, lo que marca el impacto de los últimos meses en el bienestar de las personas.
El nuevo relevamiento sobre el bienestar emocional de los argentinos y el grado de satisfacción en cuanto al desarrollo y a los objetivos alcanzados en los últimos meses demostró que en el marco de la pandemia, casi el 50% de los encuestados manifestó tener bajos niveles de felicidad y de satisfacción con su vida.
Este reporte arrojó que, por tercer año consecutivo, más del 25% de la población siente la mayor parte del tiempo que no tiene casi nada de energía para ir a trabajar y que, tras el horario laboral, se sienten tan cansados que no pueden realizar otro tipo de actividades; esto no significa que los demás argentinos no estén cansados, sino que ese porcentaje está experimentando un cansancio extremo.
Las respuestas por parte de los encuestados muestran datos que reflejan cómo se sienten los argentinos en los últimos meses:
- Si bien solo el 40% de la población señaló sentirse alegre y satisfecha, el 48% se mantiene interesado y entusiasmado con sus motivaciones, tanto sociales como económicas y laborales.
- Respecto a las relaciones sociales, se detectaron los valores más altos ya que se observó que el 72,6% de los argentinos “se siente querido o amado”, y que el 66,6% manifestó que se siente “satisfecho con sus relaciones personales”. De manera similar, 6 de cada 10 encuestados señaló que su vida tiene una meta o propósito.
- En términos de género, las mujeres manifestaron tener los mayores niveles de motivación (más del 50%), sentido (más del 60%) y logros (más del 70%), mientras que los hombres tienen mayor porcentaje de acuerdo con las afirmaciones vinculadas a las relaciones sociales (superando el 60%).
- En cuanto a los segmentos etarios, al comparar los niveles de bienestar psicológico la población comprendida entre 41 y 50 años reflejó los valores más altos, con porcentajes comprendidos entre el 50% y el 60% de respuestas positivas; mientras que el rango de 30 a 40 años arrojó los niveles más bajos.
- Tomando en cuenta los puntos geográficos en donde se tomaron las muestras, los habitantes de Rosario reflejaron los promedios más elevados en Emoción Positiva (casi 23%), Motivación (casi 25%) y Relaciones Sociales (más del 25%); mientras que Corrientes manifestó un nivel más alto de Propósito en la Vida (más del 29%); y Córdoba reflejó las cifras más destacadas en cuanto a Logros (casi el 27%).
“Resulta clave contar con cierto nivel de bienestar para poder afrontar el estrés cotidiano, trabajar de forma productiva y desarrollar nuestro talento; y es el deber de organizaciones, empresas e instituciones educativas: liderar las acciones sistemáticas para promover el bienestar y la felicidad de la población” concluye el Lic. Carlos Spontón, Director del Observatorio que desarrolló la encuesta.