El rubro acumula, además, un incremento por encima del nivel general de inflación, a pesar de la estabilidad del dólar oficial y los programas de regulación de precios. Cómo pueden evolucionar en la segunda parte del año
Del mismo modo que los ajustes de tarifas fueron uno de los principales motores de la inflación entre 2016 hasta mediados de 2019 cuando se volvieron a congelar, desde el año pasado ese rol parecen cumplirlo los alimentos. Esta categoría no sólo acumula una suba mayor a la de la inflación general durante el primer semestre, sino que además registró el aumento más elevado de los últimos 5 años para ese período.
A pesar de la multiplicidad de programas de control o acuerdo de precios e impulsados particularmente por los precios de la carne, pero también de los lácteos y las harinas, los alimentos subieron 26,4% durante los primeros seis meses del año. Ese registro se ubicó 1,1 punto por encima del nivel general de inflación, con una tasa media mensual de 4%. Ese mismo cálculo, para el primer semestre de 2020, arroja un resultado de 3%, cuando la suba de alimentos acumulaba 17,2% de incremento, 3,6 puntos por encima de la inflación general.
En tanto, de acuerdo a los datos de la Fundación Mediterránea, en los cuatro años anteriores, la tasa media mensual de la inflación de los alimentos durante el primer semestre osciló entre 1,6% – la más bajo en 2017- y 3,8% en 2019, cuando los precios de ese rubro acusaban el pleno impacto de la fuerte suba del dólar de esos meses.