Cada 20 de Julio celebramos junto a esas personas que consideramos especiales, indispensables en nuestras vidas, que el destino nos haya cruzado y nos haya dado la oportunidad de ser Amigos. ¿Qué es un amigo?, esa persona que nos conoce como nadie y que siempre está cuando lo necesitamos.
Hoy se celebra el día del Amigo en Argentina, Uruguay, Chile, España y Brasil, día instituido en 1969 por el doctor en Odontología Enrique Febbraro, quien se inspiró en el símbolo de la llegada de la Humanidad a la Luna.
Este decisivo avance de la ciencia fue tomado en nuestro país con un espíritu de unidad y hermandad.
Febbraro que además era profesor de psicología y músico miraba a Neil Armstrong dar los primeros pasos de la humanidad sobre el satélite y se conmovió, pensando que se trataba de un evento que hermanaba a todas las personas del planeta.
Por eso, escribió 1000 cartas a referentes de todo el mundo proponiendo el 20 de julio como el Día del Amigo. Gracias a sus contactos en el Rotary Club, muchas de estas cartas llegaron a sus destinatarios y su impulsor recibió 700 respuestas entusiasmadas. La idea cundió en algunos países, y es por eso que el Día del Amigo se festeja en esta fecha en la Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y España, que es el único país europeo que celebra la amistad con un día en el calendario.
Con el paso del tiempo, las relaciones humanas van cambiando, la dinámica de la vida, las comunicaciones virtuales y todo lo que la pandemia ha venido a modificar en estos dos últimos años, pero nada puede contra ese sentimiento, ese valor agregado de uno mismo que es un amigo, una amiga. Ese ser al que alguien definió como uno mismo en otro cuerpo.
Vale destacar una cualidad que suele residir en las relaciones amistosas entre tantas otras, la certeza: esto quiere decir, la confianza en que esas personas amigas que alguna vez estuvieron, o que siguen estando, pueden, con mínimos gestos, estar para toda la vida. En este sentido, y parafraseando a uno de los grandes escritores argentinos: la amistad goza de un espacio y tiempo inquebrantables. Pueden pasar meses y años sin ver a aquella persona que participa de nuestro círculo amistoso, sin embargo, es probable que, incluso con esas distancias de tiempo y espacio, sigan participando de este círculo tan preciado.
Es difícil pensarnos sin amigos en cualquier momento de la vida. Ya de chicos, desde muy pequeños, los niños desarrollan “preferencias” en el grupo con el que interactúan. Con el paso de los años algunas amistades se pierden, quedan en el camino por diversas circunstancias, a veces porque la vida nos separa y otras porque ya no se comparten sueños y objetivos. Pero siempre aparece un nuevo amigo en nuestras vidas, ese ser con el que compartimos momentos, pero sobre todo experiencias.
Y de eso se trata, por definición, amistad es la posibilidad de compartir y de experimentar con personas que son cercanas a nosotros y que nos ayuda a abrirnos hacia nuevas experiencias. A través de nuestras primeras relaciones con nuestros iguales vamos construyendo nuestro sentido de pertenencia en un grupo. ¿Pero para qué necesitamos amigos?¿ Qué hay de especial en una amistad?
Antoine de Saint-Exupéry escribió en su célebre obra, “El Principito”: “No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.”
Un amigo es alguien con el cual podemos compartir lo que nos pasa, quien nos acepta tal y como somos. Un amigo es aquel al que damos, por el placer de dar. En la amistad mostramos un tipo de amor diferente al resto conocido, no es amor de pareja, tampoco de padres e hijos. Es un amor compasivo, dónde compartimos con el otro y eso nos hace sentirnos mejor. El amigo es quien puede decirte esas cosas que no aceptarías escuchar de boca de otros, porque el amigo te lo dice desde ese lugar de privilegio y porque te quiere.
Pero la amistad tiene sus bemoles, a veces nos centramos tanto en exigirle a los demás lo que necesitamos que nos olvidamos de dar lo que nosotros tenemos para dar. Aprender a escuchar, valorar a nuestros amigos, buscar ratos de compartir con ellos, forzar la rutina, buscar el momento de disfrute que nos acerca más a nuestros amigos.
El psicólogo Carl Rogers definía la amistad como: “una relación afectiva basada en la comunicación, la comprensión, el apoyo mutuo además del afecto y la armonía entre sus miembros. Hablaba de algunos puntos clave para mantener una relación de amistad sana con los demás:
# Autenticidad: Mostrarnos auténticos sin máscaras ni disfraces para agradar a nuestras amistades.
# Cordialidad: Aceptar a los demás sin pretender que nuestros amigos hagan lo que nosotros queramos.
# Empatía: la capacidad de comprender lo que nuestros amigos sienten. A veces no hace falta las palabras para mostrar empatía.
# Disposición de apertura hacia el otro: Estar dispuestos a abrirnos de puertas hacia fuera. Arriesgarnos a que nuestros amigos nos conozcan tal y cómo somos. Estar con una actitud de apertura hacia los demás.
Conservar nuestras amistades pasa por recordar que nuestras amistades son un tesoro. A lo largo de nuestra vida vamos perdiendo amistades, y es algo natural. La pérdida de intereses comunes, los malentendidos, la distancia o la exigencias y la rutina son algunos factores que pueden estropear nuestra amistades. Algunas personas nos acompañan una etapa de nuestra vida y nos enseñan lecciones valiosas que no olvidamos nunca.
Cultivar nuestras amistades antiguas, cuidarlas, compartirlas. Formar otras nuevas. Renovarse, abrazarse y empatizar con el otro no importa lo lejos que esté. Resolver conflictos, ser claros y transparentes con nuestros amigos son algunas de las claves para mantener relaciones de amistad sanas y duraderas.