La mayoría de las personas que cursan la enfermedad presenta síntomas leves y se recupera fácilmente, pero existen casos donde se experimentan secuelas graves que necesitan tratamientos y hasta internaciones.
El 30% de los enfermos de coronavirus en el mundo tiene secuelas cardíacas. Así lo aseguran varios estudios que han hecho un seguimiento de pacientes que estuvieron infectados con Covid. Cardiólogos del Hospital de Clínicas alertaron sobre las secuelas de la enfermedad y resaltaron la importancia de realizarse chequeos luego de recibir el alta médica.
“Se han visto casos de miocarditis por coronavirus en pacientes que tuvieron que ser hospitalizados por cuadros moderados o graves de la enfermedad. Se estima que alrededor del 30% de las personas en el mundo presenta complicaciones una vez superada esta afección”, señaló Analía Aquieri (M.N. 114.729), de la División Cardiología del Hospital de Clínicas.
Estas complicaciones en el miocardio principalmente producen aumento en la posibilidad de arritmias y también en la mortalidad, según estudios realizados. “Dichas secuelas pueden ser diagnosticadas mediante el dosaje en sangre venosa de troponina que demuestra el daño causado en el corazón. Existen otros estudios por imágenes como el ecocardiograma que pueden poner en evidencia el daño y suelen tener disponibilidad las instituciones médicas para realizarlo”, señaló la especialista.
Es importante remarcar la similitud de los síntomas generados por el coronavirus propiamente dicho y aquellos producidos por el compromiso miocárdico por el virus. Entre ellos se destacan la disnea o falta de aire, el dolor de pecho, el decaimiento y desgano. Es importante descartar entonces en estos pacientes la miocarditis a través de los estudios mencionados. De confirmarse el diagnóstico, el paciente debería recibir un cuidado y seguimiento más estrecho.
“Podemos dividir a los pacientes en dos grandes grupos: por un lado, aquellos que cursaron una enfermedad leve, que no requirió internación. En ellos un interrogatorio de los síntomas, un examen físico completo, un electrocardiograma, un ecocardiograma doppler y una prueba de esfuerzo gradual, son suficientes para evaluar las posibles complicaciones cardiológicas. Si no existieran, se podría autorizar el reinicio de la actividad física. Por otro lado, están quienes cursaron la enfermedad moderada o grave, que requirieron hospitalización, y se les diagnóstico miocarditis, hepatopatía, daño renal, neuropatía y que hayan requerido asistencia respiratoria prolongada durante la internación. En esos casos, no se recomienda iniciar la actividad física, pero sí rehabilitación cardiopulmonar y un control profesional cada tres meses”, recomendó la especialista.
En ese sentido, Aquieri añadió: “Es importante remarcar la presencia del compromiso miocárdico reportado en más de mil casos como efecto adverso en aquellos que recibieron las vacunas ARNm, específicamente Moderna y Pfizer. Reportes hechos en EE.UU., ponen en evidencia la presencia de miocarditis principalmente en adolescentes masculinos y jóvenes de más de 16 años que habían recibido hacía varios días su segunda dosis de estas vacunas. No se conoce con claridad el mecanismo por el cual se produce este evento, pero el compromiso de los pacientes fue leve y la mayoría presentó una recuperación completa a los 15 días de iniciado el cuadro”.
“Es frecuente ver arritmias ventriculares de bajo riesgo en los electrocardiogramas de pacientes que han presentado COVID-19, que se encuentran asintomáticos y que no requieren tratamiento. Se debe considerar y descartar el compromiso miocárdico, enfatizando en la realización de un adecuado interrogatorio y examen físico a nuestros pacientes y así decidir a quién indicar los estudios específicos y a quien no. Recordar que el inicio de la actividad física en ellos debe ser supervisado y evaluado según las condiciones clínicas, para evitar el desarrollo de complicaciones graves que pueden llevar a nuestro paciente a la muerte”, concluyó la especialista.
Fuente: TN/Con Bienestar