El armador del seleccionado que se subió al podio por segunda vez en la historia de este deporte y una charla a fondo.
En su voz se percibe el cansancio; su semblante aun acusa el jet lag, ese cambio del reloj biológico que busca acostumbrarse a las 12 horas de diferencia. Pero vaya si valió la pena. Eso, los 83 días de gira con el equipo, el extrañar a la familia y los afectos… Todo terminó con una ya histórica medalla colgada del pecho. “Está acá, la tengo al lado”, cuenta Luciano De Cecco, el armador de la Selección de vóley que ganó un bronce eterno.
Viajó en la mochila. No sé dónde va a ir porque no tengo casa propia todavía, así que andará conmigo hasta el día que decida dónde dejarla y le arme un lugar como se merece“, explica el número 15 del equipo argentino recién llegado a suelo nacional tras un largo periplo desde Tokio mientras se acomoda en el departamento que alquiló para hacer la cuarentena obligatoria de 7 días