Es esencial un abordaje interdisciplinario para abarcar todos los aspectos involucrados en forma conjunta. Hay que normalizar el patrón alimentario y fomentar conductas saludables.
El trastorno de la conducta alimentaria es un comportamiento patológico en la relación con la alimentación, y, por lo general, también una alteración en la percepción de la imagen y el peso corporal. Hay una tendencia a catalogar a la persona que lo padece como alguien que tiene “un problema con la comida”, cuando en realidad el conflicto está en la gestión emocional. Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más frecuentes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, y el trastorno por atracón.
“Siempre que hablamos de trastornos de la conducta alimentaria, intentamos recordar, que se trata de enfermedades complejas y multicausales, que requieren un abordaje interdisciplinario”, aclara Analía Venczel (M.N. 132.033), médica especialista en Nutrición del Hospital Italiano de Buenos Aires. “En el tratamiento, participan psiquiatras, psicólogos, médicos de cabecera, médicos nutricionistas, licenciados en nutrición y cada profesional contribuye al tratamiento desde su especialidad”, explica a Con Bienestar.
Una vez realizada la evaluación clínica correspondiente y descartados los cuadros que requieren internaciones o abordajes médicos de urgencia, se comienza a trabajar en la educación nutricional del paciente, con el objetivo de restaurar los patrones alimentarios saludables.
“Muchas veces, los pacientes concurren a la consulta con poca conciencia de enfermedad, por lo que tienden a ocultar ciertos comportamientos. Mediante el interrogatorio dirigido, se detecta la posible existencia de conductas alimentarias inapropiadas”, destaca la médica.
La reeducación alimentaria
Se habla de reeducación, debido a que con frecuencia los pacientes que concurren a la consulta lo hacen con mucha información y conocimiento, la mayoría de las veces equivocados, que obtienen de páginas web, de amistades o referentes de su edad.
La normalización del patrón alimentario es el objetivo principal, lo que parece sencillo, pero no lo es. Es en este punto donde aparecen los miedos algunas veces irracionales y aprendidos, la desconfianza y la incomodidad.
“Es acá donde juega un papel fundamental el trabajo en equipo, para que el paciente pueda sentir la confianza de que somos sus aliados, que no serán juzgados sino acompañados en todo el proceso de su recuperación”, detalla Venczel.
La especialista remarca que se trabaja de manera progresiva y artesanal en ir derribando miedos y sirviendo como red de apoyo ante las posibles caídas, para transitar junto al paciente el camino hacia la recuperación, recordándole en todo momento, que el resultado será altamente gratificante.
Cómo fomentar conductas alimentarias saludables
- Evitar hacer dieta frente a niños y adolescentes. Ellos aprenden a hacer lo que ven que nosotros hacemos.
- Comer juntos en familia, estimulando una alimentación variada y equilibrada y fomentando la comunicación entre todos.
- Reforzar una imagen corporal saludable, sin importar la forma o tamaño.
- Usar siempre mensajes de aceptación y respeto.
- Evitar bromas sobre peso y forma corporal en todo momento.
- Hablar sobre lo que se ve en las redes o páginas web. Alertar sobre la posibilidad de situaciones que promuevan conductas peligrosas.
Fuente: TN/Con Bienestar