En sus últimas palabras, los condenados dieron su versión de los hechos. “Nunca quise lastimar a nadie”, dijo Juan José Navarro Cádiz.
Los dos principales acusados por el doble crimen a balazos del diputado Héctor Olivares y su asesor Miguel Yadón, ocurrido en mayo de 2019 en la plaza ubicada frente al Congreso de la Nación, fueron condenados a las penas de 45 años de cárcel y prisión perpetua, por el delito de “homicidio agravado por alevosía reiterado en dos ocasiones”.
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de la Capital Federal le aplicó al confeso autor material de los disparos, Juan José Navarro Cádiz (27), la pena de 45 años de prisión, mientras que a su primo, Juan Jesús Fernández (44), lo consideró partícipe necesario y lo condenó a prisión perpetua.
Antes de la sentencia, Navarro Cádiz, el confeso autor material del doble, aseguró que nunca tuvo la intención de matar a nadie y pidió perdón a las familias de las víctimas.
“Quiero decirles que nunca quise lastimar a nadie, ni mucho menos matar a nadie. Les pido por favor a las familias que por favor me perdonen”, dijo Navarro Cádiz (27) en sus últimas palabras ante el Tribunal.
El otro principal imputado en la causa, Juan Jesús Fernández (44), dueño del auto desde donde su primo Navarro Cádiz efectuó los disparos, en cambio, le dijo a los jueces que era “inocente” y que no tuvo “nada que ver esa noche con ninguno de los hechos ocurridos”.
“Quiero decir que en primer lugar soy padre de familia, amo a mi mujer, a mis hijos, a mi esposa, soy un hombre trabajador, toda mi vida trabajé. Nunca tuve problemas con nadie, ni antecedentes penales. Siempre fui una persona buena, cariñosa, servicial, amable, siempre ayudando a los más desfavorecidos”, afirmó el imputado.
“Me parece injusto que por sacar mi auto como sacaba todos los días, por salir esa noche, me quieran dar una condena perpetua. En segundo lugar, también me quieren dar una perpetua por no conocer o no saber las intenciones de las personas”, comentó en referencia a la estrategia de su defensa, que siempre fue afirmar que él fue sorprendido cuando su primo sacó un arma y comenzó a disparar por la ventanilla.
“Me siento penoso por el dolor que pasan mi familia y las familias de Olivares y Yadón. Voy a luchar por mi inocencia hasta mi último suspiro”, concluyó Fernández, que al igual que su primo, son los únicos dos acusados que están detenidos por el caso.
Tras las últimas palabras, los jueces Ana Dieta, Fernando Ramírez y Luis Salas pasaron a un cuarto intermedio hasta las 11.30, cuando dieron a conocer su veredicto y la sentencia para los condenados.
En su alegato, el fiscal de juicio, Ariel Yapur, acusó a los dos principales acusados –ambos pertenecientes a la comunidad gitana-, como coautores de un “homicidio agravado por alevosía cometido en forma reiterada en dos ocasiones, en concurso ideal con portación ilegal de arma de guerra”.
La diferencia radicó en el pedido del monto de la pena, ya que mientras para Fernández solicitó la prisión perpetua, para Navarro Cádiz, quien confesó ser el autor material de los disparos homicidas, pidió 45 años de cárcel.
Yapur descartó para este caso el agravante del “homicidio por placer” por el que la causa también había llegado elevada a juicio y que sí fue valorado por las querellas de las familias de Olivares y Yadón, representadas por las abogadas María Fernanda Prack y Mónica Mac Gaul, al pedir para ambos presuntos autores la pena de prisión perpetua.
Fuente: Telam