Se produce principalmente por hipertensión arterial, estrés y tabaquismo. En la Argentina, lo padece el 7% de la población masculina mayor de 65 años.
El aneurisma es una dilatación de las arterias que se produce por una alteración en la pared del vaso sanguíneo. Como consecuencia, aumenta su diámetro y existe riesgo de rotura o de producirse una hemorragia interna.
“Es importante hablar de aneurisma de aorta abdominal porque es una de las principales causas de muerte en nuestro país y no provoca síntomas hasta su ruptura. Por este motivo, es necesario concientizar sobre la prevención, ya que con un simple método de diagnóstico, como lo es una ecografía, se puede detectar a tiempo.”, sostiene Marcelo Damonte (M.N. 61.079), Jefe de la División de Cirugía Vascular del Hospital de Clínicas.
Afecta más a mayores de 65 años, hombres y a personas fumadoras. Y aunque pueden tener origen genético, tener presión arterial alta, el colesterol elevado, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y fumar pueden aumentar el riesgo de ruptura de aneurisma. Las señales más comunes de esta enfermedad son el dolor intenso en la zona abdominal, dolores fuertes y constantes en la espalda y pulsaciones cerca del ombligo.
“Tener un aneurisma de aorta abdominal se asocia a una alta mortalidad si no se lo descubre o trata a tiempo” remarca Damonte y agrega que afecta más a los hombres que a las mujeres porque la enfermedad arterioesclerótica, que es el origen degenerativo de esta afección, es mucho más común en las personas de sexo masculino. “Por su rol endocrino, las mujeres se encuentran más protegidas en ese aspecto. Se estima que en la Argentina, la población afectada por esta enfermedad supera los 100.000 habitantes y que 1.000 personas fallecen anualmente por ruptura de aneurisma”, alerta el profesional.
Diagnóstico por imágenes
Cuando existe sospecha de aneurisma de aorta abdominal una de las pruebas diagnósticas de referencia es el eco-doppler color, que muestra la estructura, movimiento y función de los vasos sanguíneos en tiempo real y permite valorar el tamaño y localización del aneurisma, el compromiso o no de otras arterias adyacentes y la presencia de aneurismas en otros sectores.
“Resulta muy difícil prevenirlas, ya que se pueden dar por antecedentes familiares o predisposición genética. Para minimizar su riesgo, es importante estar atentos a sus indicadores más comunes que están relacionados con la hipertensión arterial, al estrés y al tabaquismo”, insiste Damonte.
Dependiendo del avance y tamaño del aneurisma y si se lo detecta en etapa temprana y sin muchos síntomas, lo normal es tratarlo con controles médicos que podrían ser similares a los tratamientos para las personas con presión alta. Después, cada seis meses se hace un chequeo.
A pesar de la alta morbilidad y mortalidad por esta patología, hasta el momento ningún fármaco demostró limitar el crecimiento o el riesgo de rotura del aneurisma, por lo que la vigilancia de la evolución de los aneurismas pequeños y su reparación quirúrgica es el único enfoque para su tratamiento en la actualidad.
Fuente: TN/Con Bienestar