Tener una huerta orgánica en casa ayudará a reducir los gastos y es una actividad ideal para hacer con los más chicos. En este artículo mostramos cinco beneficios de esta práctica natural.
Estar en contacto directo con las plantas ayuda a liberar el estrés y estimula la conexión con el medio ambiente. Tener una huerta en casa garantiza que la familia tenga acceso a alimentos saludables y no hace falta tener espacios grandes para cultivarla. Ocurre que todo depende del tamaño de la maceta, y hasta se pueden utilizar huertas verticales.
Se trata de un modelo de agricultura y los principales cultivos han sido las hortalizas, verduras y legumbres, pero hoy se extendió a más alimentos. En Argentina, esta actividad tuvo lugar a comienzos de 1900 en la Patagonia como un modo de producción de materia prima para llevar sus productos a Buenos Aires.
Con los años se generó más conciencia sobre la importancia de las huertas orgánicas y hoy muchas personas cultivan en el jardín de su propia casa o hasta en el balcón de su departamento. Además del ahorro de dinero, esto permite mejorar al mismo tiempo la alimentación, la salud y el medio ambiente.
Cinco beneficios
El primer gran beneficio es la inocuidad. Los alimentos que se compran en el mercado están atravesados por un proceso industrial y los vegetales no están ajenos a esto. Tener una huerta orgánica da lugar a consumir alimentos sanos, sostenibles, libres de químicos como pesticidas y fertilizantes, que son una de las causas de la contaminación del agua y la atmósfera.
Además, una huerta orgánica evitará gastar dinero en verdulería o supermercado, por lo cual aliviará el bolsillo. Cabe destacar que el proceso para cosecharlas puede demorar tiempo: las hortalizas suelen ser las más rápidas, pero hay algunas verduras que pueden tardar hasta cuatro meses.
Desestresante y sustentable
Por otra parte, una huerta lleva muchos conocimientos y dedicación, lo cual empuja a educarse y a leer sobre plantaciones. Es una gran educación para los más chicos para que estén en contacto con la Naturaleza y desde pequeños se les puede enseñar a ser responsables con la sostenibilidad.
El cuarto beneficio, es la sustentabilidad. Muchas frutas, verduras y hortalizas se venden envueltas en plástico o en recipientes de este material. El plástico es uno de los mayores contaminantes del planeta: una media de 8 millones de toneladas son vertidas cada año a los océanos y es una problemática que va en escala. Tener una huerta ayudará a reducir su consumo.
El más importante: pasar tiempo en familia
Una huerta es un proyecto muy constructivo para las familias y a los niños les interesará ver cómo crece su comida. Esto podría incentivarlos a probar hortalizas como brócoli.
A los más pequeños, esta práctica ecológica también los ayudará a concientizarse sobre los alimentos que consumen y la importancia de aprender a comer sano.
Fuente: ABC Rural