Según un análisis hecho por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), la innovación sobre el tratamiento será la clave para enfrentar este desafío.
En las próximas dos décadas, se prevé que el cáncer sea la primera causa de muerte a nivel mundial, con 28,4 millones de casos nuevos. Para entonces, el 30% de la población mundial menor de 75 años podría estar en riego de desarrollar algún tipo de cáncer. Ninguna enfermedad, ni siquiera las de origen infeccioso, causa tantas pérdidas de vida, de productividad y de costo económico y social como las oncológicas.
Después de los trastornos cardiovasculares, el cáncer es la segunda causa de muerte en América Latina. Según datos publicados por el Instituto Nacional del Cáncer, se diagnostican más de 125 mil nuevos casos por año en la Argentina, con 65 mil fallecimientos por esta causa. A nivel global, el número anual de muertes podría ascender a 16,4 millones para 2040.
Uno de los retos prioritarios en la lucha contra el cáncer es reforzar la investigación oncológica como factor esencial para frenar la progresión de la enfermedad y mejorar la supervivencia y calidad de vida de las personas afectadas. En pos de esos objetivos, es crucial la investigación científica y el avance en medicina de precisión y terapias génicas que contribuyan a la disminución de la mortalidad y beneficien a la sociedad.
El futuro en el tratamiento del cáncer
La terapia convencional contra el cáncer suele tener efectos secundarios. La quimioterapia, por ejemplo, mata muchas células cancerígenas, pero también células sanas. El objetivo de los tratamientos modernos es atacar directamente los mecanismos anormales y los impulsores del tumor y limitar así el daño al tejido sano circundante. Como estos tratamientos atentan específicamente contra la naturaleza única del tumor, los pacientes podrían experimentar menores efectos secundarios.
Debido a las formas multifacéticas del cáncer, la medicina de precisión tiene en cuenta la variabilidad de los pacientes y busca las alteraciones genómicas que impulsan un cáncer específico, lo que permite a los médicos adaptar y orientar mucho mejor el tratamiento para cada persona de manera individual.
La Argentina será pionera en América Latina para tratar el cáncer con protones
El proyecto es un trabajo conjunto entre la Comisión Nacional de Energía Atómica, la Universidad de Buenos Aires y la empresa INVAP, y permitirá que la Argentina cuente con una tecnología actualmente disponible solo en 20 países.
La protonterapia es una de los mecanismos con los que cuenta la medicina nuclear para tratar diversas enfermedades oncológicas, en especial tumores de difícil acceso. Por su precisión, es considerada la forma más avanzada de radioterapia, ya que los haces de protones que se utilizan dejan la mayor parte de su energía en el tumor y preservan los tejidos sanos cercanos, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.
Además, es una forma de tratamiento de radiación que se usa para destruir las células tumorales. En lugar de usar rayos X (fotones y electrones) como hace la radioterapia, emplea protones para enviar haces (rayos) de alta energía.
Esto es así por las características físicas propias de los protones ya que, por su masa, no sufren alteraciones en su trayectoria hacia la lesión, consiguiendo depositar la mayor parte de su energía dentro del tumor, la zona seleccionada para el tratamiento y, gracias a su propiedad de frenado súbito, a diferencia de los fotones, no irradian más allá de ese punto de frenación (pico de Bragg).
Las sesiones de protonterapia tienen una duración estimada de unos 25 minutos, la mayor parte de los cuales se destinan a la colocación, posicionamiento y verificación guiado por imagen de la zona de tratamiento en el paciente. El tiempo de irradiación es, en la mayor parte de los casos, inferior al minuto.
Fuente: TN/Con Bienestar