Es una iniciativa en conjunto con la Escuela de la Familia Agrícola y el Vivero Agroforestal Córdoba Norte. El abono se produce a partir de los efluentes de animales.
La Sociedad Rural de Jesús María (SRJM) informó que esta semana están saliendo a la venta los primeros bolsones de humus de lombriz producidos a partir de los efluentes generados por los animales que se encuentran en su predio de Malabrigo.
Se trata de una iniciativa realizada en manera conjunta con la Escuela de la Familia Agrícola (EFA) de Colonia Caroya y con el Vivero Agroforestal Córdoba Norte, con el fin de contribuir al cuidado del medio ambiente, al recuperar desechos que se transforman en un fertilizante orgánico.
“En principio, nuestra idea es que el producto pueda utilizarse en viveros, huertas y jardines. En un futuro, cuando el material sea mucho, tenemos previsto comercializar a granel para superficies más grandes”, señaló el asesor técnico e impulsor del proyecto, Miguel Dragovich.
En concreto, la idea que persiguieron fue generar un “circuito cerrado”, aprovechando los efluentes de los equinos y bovinos del predio. A tal fin, la estrategia fue elaborar humus con el trabajo de lombrices que descomponen los desechos y los estabilizan, transformándolos en un abono natural que mejora los suelos.
El plan de trabajo lleva poco más de un año: las primeras camas de compostaje se armaron en septiembre del año pasado. Por ahora, lo único que se está recuperando es la bosta de los caballos, que tiene menos volumen que la de los bovinos. A futuro, el objetivo es que todos los efluentes que se generen en el predio de la SRJM sean tratados y reutilizados como fertilizante.
PROCESO
“Las camas de compostaje son como una pileta. Ahí vamos tirando el guano de los caballos y le hacemos un primer proceso de estabilización, para que se vaya descomponiendo solo. Después le agregamos las lombrices con el objetivo de que empiecen a colonizar las camas. Al sumarle varias capas, las lombrices van subiendo y alimentándose, a medida que el material se descompone. Cuando las camas ya están llenas, todo el material se convierte en humus y las lombrices quedan arriba para poder aprovecharlas después”, explicó Dragovich.
Estas camas miden diez metros de largo, 2,5 metros de ancho y tienen 1,2 metros de alto. Cuentan con un piso de hormigón para que sean impermeables e independientes del suelo y, a su vez, recolectan toda el agua que discurre, propia del regado y de la descomposición, para volver a reutilizarla.
Según Dragovich, análisis realizados en el laboratorio de la SRJM determinaron que el contenido de nutrientes de este abono natural superó las expectativas, ya que está por encima del que muestran otros tipos de fertilizantes que se utilizan en la región.
“Nuestra idea es que el producto pueda utilizarse en viveros y en huertas. Es decir, darle un uso más doméstico ya que, por ahora, estamos produciendo a pequeña escala. Pero en un futuro, cuando el material sea mucho, el objetivo es comercializarlo a granel para superficies más grandes”, insistió.
Por ahora, este humus de lombriz se está comercializando en bolsones de dos y cinco kilos, donde se detalla toda la información nutricional para su uso.
Fuente: Agro Voz