“¿Es para laburar? No, para firmar”, se escuchó en una de las charlas entre Omar Scarel y su hijo buscando un síndico para “armar” el nuevo directorio. Hay referencias al juez del concurso, Fabián Lorenzini
El fiscal de la Unidad de Delitos Económicos Miguel Moreno presentó en la audiencia en la que imputó a catorce directivos de Vicentin un conjunto de pruebas que demostraron –y en eso coincidió el juez– la existencia de riesgo procesal, aunque no alcanzó para que el magistrado diera lugar al pedido de prisión preventiva. El plato fuerte llegó con las escuchas y difusión de correos electrónicos.
La mayoría de este material tenía como protagonista a Omar Scarel, ex síndico y actual titular de la compañía, y allí se exponían conversaciones con abogados y miembros del directorio sobre cómo ajustar la presentación de sociedades vinculadas en el concurso de acreedores, intercambios sobre ventas de activos, consultas sobre cómo “acreditar” la tenencia de dólares en una caja de seguridad interdicta en el marco de un allanamiento, la búsqueda desesperada de un profesional que firmara documentación relacionada con el concurso.
También en las mismas se expresaban sugestivas opiniones sobre el juez de Reconquista Fabián Lorenzini, que lleva adelante la convocatoria (“A ese flaquito el traje le quedó grande”, se quejan).
También exponen a Scarel hablando con su hijo para “armar” el “nuevo directorio” de la compañía, a fines del año pasado (“Necesito un síndico titular”, pide el actual conductor de la firma. “¿Es para laburar?”, responde el hijo. “No, es para firmar”, tranquiliza el padre).
El objetivo del fiscal fue mostrar que todo el directorio estaba en conocimiento de las operaciones de la firma y que tenía el control antes y después de la cesación de pagos y la apertura de la convocatoria de acreedores. Y que así como fueron protagonistas de la crisis también se pusieron en la fila de cobro, después de la caída. ”Como un parricida peleando por la sucesión del padre”, disparó el fiscal.
Mostró en ese sentido correos electrónicos entre los directivos que hablaban sobre el destino de la venta del 16,67% de acciones de Vicentin en Renova. Una operación que se concretó pocos días antes del estrés financiero y está bajo observación de los fiscales.
“Un mes antes, Vicentin Paraguay le vende en u$s 57 millones las acciones a Vicentin Uruguay, que las vende a su vez por u$s 122 millones a Renaco y no le pagó a Vicentin Paraguay, que pidió verificar créditos en el concurso de Vicentin”, relató Moreno.