La cuarta ola hace estragos en el país germano y las autoridades temen un colapso del sistema sanitario. Anuncian que habrá más restricciones y analizan la posibilidad de decretar la vacunación obligatoria.
Fue un miércoles negro en Alemania. Con las 351 muertes que se registraron por Covid-19 en la última jornada el país superó las 100.000 víctimas fatales desde el comienzo de la pandemia, pero además se registró el récord de contagios diarios con 75.961.
Alemania vive un rebrote sin precedentes y la incidencia en siete días alcanzó un pico máximo de 419,7 infecciones por cada 100.000 habitantes. Las autoridades sanitarias temen una inminente saturación del sistema. Los hospitales en ciertas regiones ya enfrentan “una sobrecarga aguda” que hace necesario el traslado de pacientes, advirtió el lunes Gernot Marx, presidente de la federación alemana de médicos de cuidados intensivos.
La situación será uno de los principales desafíos de la nueva coalición gubernamental anunciada en la víspera entre socialdemócratas, verdes y liberales, que echa a andar en diciembre. “La situación es grave”, admitió el miércoles Olaf Scholz, el futuro canciller socialdemócrata de Alemania.
Varias regiones restablecieron duras restricciones para contener la cuarta ola del coronavirus, la más grave en el país, que presenta una tasa de vacunación del 69%, inferior a la de otros países europeos. Scholz indicó que Alemania tenía que “estudiar” una eventual “extensión” de la obligación de vacunarse, actualmente en vigor en el ejército y en los establecimientos sanitarios y de cuidados.