Hallaron algunas neuronas que responden al olor, al lugar o a ambos tipos de información en diferentes grados.
Un equipo de investigadores en Portugal detectó conexiones neuronales en la corteza olfativa del cerebro que podrían explicar por qué los humanos asociamos con frecuencia olores a ciertos lugares, según revela un estudio que publicó en Nature.
La investigación, desarrollada por expertos del Champalimaud Centre for the Unknown (Portugal), parte de la base de que las “moléculas del olor” no contienen “información espacial de forma inherente”.
Sin embargo, los animales salvajes “usan los olores para la navegación espacial y para la memoria”, lo que les permite localizar recursos valiosos como la comida”, explica en un comunicado Cindy Poo, principal autora del estudio.
La relación entre el olfato y la ubicación espacial
“Queríamos entender -agrega- la base neuronal que sustenta estos comportamientos y, en consecuencia, decidimos estudiar cómo el cerebro combina información olfativa y espacial”.
Los expertos pusieron el foco sobre la corteza olfativa primaria, un área clave para el funcionamiento del olfato, “único” entre todos los demás sentidos, observa Zachary Mainen, investigador jefe del centro Champalimaud.
“Solo el olfato -recuerda- tiene conexiones recíprocas directas con el sistema hipocampo, el cual está implicado en la memoria y en la navegación”.
Las neuronas del hipocampo, prosigue, son conocidas por su capacidad para funcionar como “células de lugar”, ya que cada una de ellas se activa en una ubicación específica dentro de un entorno.
En conjunto, estas neuronas pueden codificar un área completa, creando así una especie de mapa neuronal espacial. Las “células de lugar” son tan fiables que los científicos pueden saber dónde está un animal simplemente observando su actividad.
“Sabemos que el sistema hipocampal envía señales a la corteza olfativa primaria. Por ello, sospechábamos que esta región del cerebro podía hacer más que identificar únicamente olores diferentes”, indica Poo.
El experimento que permitió relacionar olfato con ubicación espacial
Los investigadores desarrollaron un experimento adaptado a ratones, animales con un sentido del olfato altamente desarrollado. Los ratones olían los olores colocados en los cuatro extremos de un laberinto en forma de cruz. Luego, dependiendo del olor que se sintiera, tuvieron que averiguar dónde se escondía la recompensa. Es decir, los animales tenían que recordar la asociación exacta entre un cierto olor y un determinado lugar.
Y mientras los ratones estaban ocupados resolviendo la búsqueda del tesoro, los investigadores monitorearon la actividad de las neuronas en una parte de la corteza olfativa primaria llamada corteza piriforme posterior.
“Nuestros resultados superaron nuestras expectativas”, detalla Poo. “Habíamos predicho que algunas neuronas aquí podrían preocuparse por la ubicación hasta cierto punto”. Sin embargo, al estudiar cuidadosamente la actividad de las neuronas de la corteza olfativa mientras el animal navegaba en el laberinto, descubrimos que estas neuronas habían aprendido un mapa completo del medio ambiente”.
Esto, opinan los expertos, podría explicar cómo creamos recuerdos que vinculan ciertos olores a lugares específicos. “En este estudio -dice la investigadora- descubrimos que algunas neuronas responden al olor, otras al lugar, y otras a ambos tipos de información en diferentes grados”.
Fuente: TN/Con Bienestar